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El plante de Cotorredondo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
A raíz de lo que parece ser un vertido procedente del lavado de los tanques de algún petrolero que pasaba por allí, durante el fin de semana del 3 y el 4 de abril más de uno no habrá podido evitar recordar, mientras bajaba de nuevo a rescatar aves marinas petroleadas –alcas y araos sobre todo– a las costas gallegas, las dramáticas escenas de la reciente catástrofe del Prestige. Las coincidencias no acaban aquí, puesto que el tratamiento de los animales ahora afectados ha ido acompañado de un nuevo episodio de entrega desinteresada del voluntariado. Pero tampoco han faltado a la cita el caos organizativo y la gestión más que discutible de las autoridades.

La situación se puso al rojo vivo el 8 de abril en el centro de recuperación de fauna de Cotorredondo, que se había significado por su extraordinaria labor durante la crisis del Prestige. Ese día, los voluntarios que ayudaban en este centro cercano a Vigo (Pontevedra) protagonizaron un sonado plante cuando, según la versión de éstos, un cargo de la Consejería de Medio Ambiente ordenó verbalmente enviar parte de las aves que estaban tratando a los hospitales de fauna de Oleiros (La Coruña) y de la Facultad de Veterinaria de Lugo. El enfado de los voluntarios de Cotorredondo, compartido por la mayor parte del personal contratado, reflejaba no sólo el temor de que los otros dos centros carecieran de medios para trabajar con animales petroleados. También el estupor por la consigna dada por el citado funcionario, que la Xunta de Galicia se ha negado después a reconocer, de sacrificar nada menos que unas doscientas de las aves afectadas, por falta de capacidad para salvarlas.

Tras el revuelo social y el cruce de comunicados y declaraciones entre el Gobierno gallego y los grupos ecologistas, parece que las aguas se han calmado y el proceso de limpieza de las aves prosigue. Pero mientras el primero insiste en que todo marcha bien, los segundos no descartan que muchos ejemplares se acaben liberando sin las suficientes garantías de supervivencia por haber recibido un tratamiento incompleto o deficiente. Esta preocupación es compartida por el prestigioso International Fund for Animal Welfare (IFAW).

Al margen del hecho de que más de un año después de lo ocurrido con el Prestige se sigan produciendo mareas negras dañinas para la avifauna marina en Galicia, el incidente refleja la necesidad de contar en esta comunidad autónoma con una infraestructura permanente especializada en fauna petroleada, que pueda resolver situaciones críticas de forma rápida y eficaz. De hecho, la creación de un centro de estas características fue una promesa de la Xunta que, inexplicablemente, sigue sin cumplir.

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