Este mismo año empezarán a ejecutarse en España los programas de los fondos europeos para el periodo de financiación 2014-2020. Con ello nos referimos a los planes que, siguiendo las condiciones de los respectivos Reglamentos Europeos, establecen las medidas y los presupuestos asignados que se podrán poner en marcha durante esos años en cada territorio. Pues bien, nuevamente, la inversión en objetivos ambientales deja mucho que desear. Se vuelve a apostar por un modelo basado en el apoyo masivo a las infraestructuras y la intensificación de los modelos productivos, principalmente a través del regadío.
En el caso de la biodiversidad, y de la financiación de la Red Natura 2000 en particular, ha quedado en entredicho la viabilidad del “modelo integrado”, que prevé la contribución de los distintos fondos según su ámbito de actuación y sus objetivos, sumándose a los habitualmente escasos recursos propios de las administraciones responsables. Aunque el instrumento LIFE dedicado a financiar proyectos específicos para la naturaleza seguirá existiendo, el grueso de la financiación destinada a la Red Natura 2000 y a medidas ambientales de alcance en el ámbito agrario o forestal deberían proceder del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER), que en conjunto supondrán unos 27.700 millones para España (más de 19.000 corresponden a FEDER).
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