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¿Por qué los jóvenes tienen un plumaje diferente?

La coloración juvenil y su contexto social en las aves

Fumarel cariblanco alimentando a uno de sus vástagos. En la imagen se observa que el pollo volandero tiene el capirote más gris y el cuello más blanco (foto: Rafael Palomo).
Fumarel cariblanco alimentando a uno de sus vástagos. En la imagen se observa que el pollo volandero tiene el capirote más gris y el cuello más blanco (foto: Rafael Palomo).
jueves 30 de junio de 2016, 11:12h

El plumaje de las aves ha atraído a naturalistas y biólogos desde hace siglos. Las modernas técnicas colorimétricas han favorecido su estudio y hoy en día sabemos mucho más sobre el significado evolutivo de la pigmentación. En este sentido, los plumajes juveniles ofrecen una perspectiva muy sugerente y poco explorada para avanzar en el conocimiento de la coloración animal.

Por Juan Antonio Fargallo, Jesús Martínez-Padilla y Pablo Vergara

Las propiedades físicas del color y las características químicas de los pigmentos presentes en piel y plumas ayudan a las aves a regular su temperatura, protegerse de las radiaciones ultravioleta, pasar inadvertidas ante los depredadores, dar flexibilidad o dureza a los tejidos y reducir la abrasión del plumaje o protegerlo del ataque de bacterias y ectoparásitos. Además, debido a las presiones ejercidas por la selección social, la coloración actúa también como una señal que permite comunicarse a los individuos de una misma especie. En ecología evolutiva se denomina “señal” al estímulo producido por un emisor que tiene como propósito informar de algo a un receptor. Así, a través de las señales, emisor y receptor se benefician de un sistema por el que pueden transmitir información sobre su calidad individual y advertir la de competidores y parejas potenciales. Para que este sistema funcione, las señales deben ofrecer una información veraz. Dicha veracidad puede basarse en el hecho de que producir y mantener las señales es costoso (“teoría del hándicap”) en términos de energía y riesgo de depredación (1) o también en el vínculo directo entre calidad genética y fenotipo (2). Por eso, sólo los individuos de buena calidad pueden afrontar el coste de expresar más y mejor una señal.

Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.

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