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HISTORIA NATURAL DE UNOS INSECTOS POPULARES PERO MAL CONOCIDOS

Las luciérnagas de España

Macho de esta misma especie sobre un dedo para hacerse idea de su tamaño (foto: José Ramón Guzmán).
Macho de esta misma especie sobre un dedo para hacerse idea de su tamaño (foto: José Ramón Guzmán).
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
¿Quién no ha visto alguna vez una luciérnaga? Al menos, todos hemos oído hablar de ellas. Son unos bichitos antaño muy familiares en el mundo rural, que se encienden de noche como si llevaran una diminuta bombilla. Ya sea por los dibujos animados o por los peluches,
por las poesías o los cuentos, los gusanos de luz forman parte de nuestras vivencias.

Pero… ¿Cuántas especies hay en España? ¿Dónde viven? ¿Cuál es su ciclo vital?

por José Ramón Guzmán y Raphaël de Cock
Muchos hemos tenido la experiencia de ver luciérnagas en plena naturaleza en las noches de verano, quizá en nuestro jardín, en una huerta o a la vera de un camino. De hecho, en comparación con otros muchos animalitos, son fáciles de reconocer. Cuando uno ve una lucecita brillando de noche sobre la hierba o entre la maleza, o acaso entre las oquedades de un muro de piedra, tras descartar que sea una colilla mal apagada o el reflejo de la luna, se puede estar casi seguro de que se trata de una luciérnaga.

Si tenemos curiosidad y nos acercamos a ese puntito de luz que brilla algo más que el piloto de encendido de un electrodoméstico, comprobaremos que a menudo procederá de un insecto con aspecto agusanado que porta su lamparita en la parte ventral del extremo de su abdomen: si fuera así, casi siempre será una luciérnaga hembra, que de este modo tan peculiar llama la atención de los machos que estarán en ruta, buscando amores.

Una característica llamativa de las luciérnagas es que machos, hembras y larvas son muy diferentes, hasta el extremo de que parecen especies distintas. El aspecto general de los machos es el de unos escarabajos voladores con grandes ojos, cuya cabeza retráctil está cubierta por un escudo denominado pronoto. Las hembras suelen ser ápteras y con aspecto de larva, aunque en algunos géneros pueden apreciarse pequeñas alas vestigiales (Nyctophila, Lamprohiza) o alas más desarrolladas que no utilizan (Luciola). El cuerpo de las larvas está formado por una cabeza a la que le siguen trece segmentos semirrígidos y articulados; en los géneros más comunes (Lampyris y Nyctophila) el color de la parte dorsal es negro y en el caso de Lampyris destacan dos puntos amarillos o anaranjados en los extremos laterales de los segmentos. Conviene apuntar que es muy característico el tono rosado de la parte ventral de la larva de Nyctophila reichii.
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