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El enrarecido clima del cambio climático

Cocolitóforos de la especie Emiliana huxleyi sometidos a distintos grados de acidificación en medios de cultivo. En la fila superior, las dos fotos de la izquierda muestran un individuo completo y cocolitos bien formados (6). Las dos fotos de la derecha corresponden a esqueletos deformados en un agua más acida. En la fila inferior se observa el aumento del tamaño de estas algas fotosintéticas conforme se incrementa la acidez (7). Todas las líneas blancas de referencia miden una micra (la millonésima parte de un metro).
Los cocolitóforos están representados por unas 300 especies de algas unicelulares que forman grandes enjambres en el fitoplancton marino e incorporan un tercio del carbonato cálcico que producen los mares globalmente. Como organismos fotosintéticos, viven en las zonas marinas donde llega la luz del sol y contribuyen a generar el aire que respiramos y a sostener las pirámides tróficas marinas.
Cocolitóforos de la especie Emiliana huxleyi sometidos a distintos grados de acidificación en medios de cultivo. En la fila superior, las dos fotos de la izquierda muestran un individuo completo y cocolitos bien formados (6). Las dos fotos de la derecha corresponden a esqueletos deformados en un agua más acida. En la fila inferior se observa el aumento del tamaño de estas algas fotosintéticas conforme se incrementa la acidez (7). Todas las líneas blancas de referencia miden una micra (la millonésima parte de un metro). Los cocolitóforos están representados por unas 300 especies de algas unicelulares que forman grandes enjambres en el fitoplancton marino e incorporan un tercio del carbonato cálcico que producen los mares globalmente. Como organismos fotosintéticos, viven en las zonas marinas donde llega la luz del sol y contribuyen a generar el aire que respiramos y a sostener las pirámides tróficas marinas.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
La literatura científica sobre cambio climático acumula ya centenares de publicaciones en revistas especializadas. Pero cuando el debate técnico pasa a los medios de comunicación convencionales es frecuente que se trivialice. Eso hace que los lectores de a pie desconfíen de la ciencia o sospechen que se utiliza para respaldar intereses encontrados.

Salvador Herrando Pérez
salvador.herrando-perez@adelaide.edu.au
LOS DEBATES MEDIÁTICOS consisten en un moderador y varios contertulios con visiones opuestas. En asuntos que afectan a nuestra vida diaria, como el desempleo, el espectador se acoge a una de las posturas expuestas. Pero en temas que nos afectan de forma aparentemente más general, como el cambio climático, el espectador puede desconfiar de ambas posturas o inhibirse ante ellas. Los medios llevan así a la opinión pública a un terreno donde la realidad es blanca o negra, “no me la creo” o “no existe.”
Como ocurre con otros temas, los debates públicos sobre cambio climático parecen un deporte de contacto (1), en el que alguien debe ganar una batalla planteada en términos de ataque y defensa. La participación de contertulios sin formación técnica, especialmente si representan intereses cortoplacistas de políticos y empresarios, instiga la desconfianza o la inhibición (2). Esta situación erosiona el rol informativo que la ciencia y los científicos deben desempeñar al plantear nuevas políticas ambientales que mejoren el bienestar presente y futuro de la sociedad (3).

La acidificación oceánica como ejemplo
Los expertos en cambio climático alertan de que la acidificación de los mares es, junto al calentamiento global, “el otro gran problema” (4). Para las especies con esqueleto calcáreo –como algas, corales, bivalvos y erizos– la acidez del agua determina cuánto calcio pueden incorporar a sus tejidos (5). En la última década, dos experimentos ejemplares sobre calcificación produjeron resultados opuestos con el alga fotosintética Emiliana huxleyi (6, 7). Al igual que el resto de los cocolitóforos, esta especie planctónica se caracteriza por su ornamentado caparazón de placas calcáreas o cocolitos. Pues bien, cuando el alga se cultiva en acuarios con creciente contenido en dióxido de carbono (y, por lo tanto, con una mayor acidez) se ha observado un declive en la tasa de calcificación y una mayor presencia de cocolitos defectuosos. Esto es lo que publicó el alemán Ulf Riebesell en la revista Nature; mientras que la española Débora Iglesias-Rodríguez reveló lo contrario en Science, es decir, no sólo apreciaba una mayor calcificación en E. huxleyi, sino también esqueletos bien formados y de mayor tamaño.

Bibliografía
(1) Schneider, S.H. (2009). Science as a contact sport: inside the battle to save Earth’s climate. Natio-nal Geographic. Washington.
(2) Oreskes, N. y Conway, E.M. (2010). Merchants of doubt: how a handful of scientists obscured the truth on issues from tobacco smoke to global warming. Bloomsbury. New York.
(3) Kitcher, P. (2010). The climate change debates. Science, 328: 1.230-1.234.
(4) Doney, S.C. y otros autores (2008). Ocean acidification: the other CO2 problem. Annual Review of Marine Science, 1: 169-192.
(5) Raven, J. y otros autores (2005). Ocean acidification due to increasing atmospheric carbon dioxide. The Royal Society. London. Disponible en royalsociety.org/policy/publications/2005/ocean-acidification
(6) Riebesell, U. y otros autores (2000). Reduced calcification of marine plankton in response to increased atmospheric CO2. Nature, 407: 364-367.
(7) Iglesias-Rodríguez, M.D. y otros autores (2008). Phytoplankton calcification in a high CO2 world. Science, 320: 336-340.
(8) Riebesell, U.; Iglesias-Rodríguez, M.D. y otros autores (2008). Phytoplankton calcification in a high CO2 world (comment and response). Science, 322: 1.466b-1.466c.
(9) Andersson, A.J. y Mackenzie, F.T. (2012). Revisiting four scientific debates in ocean acidification research. Biogeosciences, 9: 893-905.
(10) Caldeira, K. y Wickett, M.E. (2003). Anthropogenic carbon and ocean pH. Nature, 425: 365.
(11) Hoffmann, G.E. y otros autores (2010). The effect of ocean acidification on calcifying organisms in marine ecosystems: an organism-to-ecosystem perspective. Annual Review of Ecology, Evolution and Systematics, 41: 127-147.
(12) Kroeker, K.J. y otros autores (2010). Meta-analysis reveals negative yet variable effects of ocean acidification on marine organisms. Ecology Letters, 13: 1.419-1.434.
(13) Orr, J.C. y otros autores (2005). Anthropogenic ocean acidification over the twenty-first century and its impact on calcifying organisms. Nature, 437: 681-686.
(14) Ries, J.B. y otros autores (2009). Marine calcifiers exhibit mixed responses to CO2 induced ocean acidification. Geology, 37: 1.131-1.134.
(15) Beaufort, L. y otros autores (2011). Sensitivity of coccolithophores to carbonate chemistry and ocean acidification. Nature, 476: 80-83.
(16) Smith, H.E.K. y otros autores (2012). Predominance of heavily calcified coccolitophores at low
CaCO3 saturation during winter in the Bay of Biscay. Proceedings of the National Academy of
Science of the USA, 109: 8.845-8.849.
(17) Fabry, V.J. (2008). Marine calcifiers in a high CO2 world. Science, 320: 1.020-1.022.
(18) Ridgwell, A. y otros autores (2009). From laboratory manipulations to Earth system models:
scaling calcification impacts of ocean acidification. Biogeosciences, 6: 2.611-2.623. Disponible
en www.biogeosciences.net
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