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Los machos tratan de evitar infidelidades de las hembras

La coacción como estrategia masculina en los conflictos sexuales

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
La reproducción acarrea a menudo un conflicto sexual, ya que tanto el macho
como la hembra tratan de sacar el máximo provecho a la energía que invierten. Ambas partes recurren a una variedad de estrategias y contraestrategias
que derivan en lo que se conoce como una “carrera de armamentos”.

En algunos casos, los machos pueden recurrir a la agresión física
para asegurarse la fidelidad de su pareja. Poco se sabe sobre
este tipo de conducta, pero estudios recientes demuestran
su eficacia como mecanismo para evitar que las hembras
copulen con varios machos.
Nuestra idea general sobre la reproducción es que se trata de una tarea desarrollada en armonía por ambos sexos, de forma que macho y hembra se ponen de acuerdo y aúnan esfuerzos para lograr el objetivo común de la descendencia. La realidad, sin embargo, es que frecuentemente actúan más como contrincantes que como colaboradores. Producir descendientes mediante reproducción sexual provoca una situación de conflicto entre machos y hembras, dado que cada sexo intenta aumentar su propio éxito reproductivo a costa incluso de los intereses del otro. Para un macho, por ejemplo, puede ser más ventajoso dejar las crías al cuidado de la hembra y buscar otras parejas, que compartir la tarea de cuidar a la prole. Puesto que las hembras asumen, en general, un mayor coste reproductor, invierten sobre todo en descendencia. Los machos, por el contrario, invierten fundamentalmente en oportunidades de fertilizar. Surge, en definitiva, un conflicto sexual, una batalla entre sexos (1), ya que ambos compiten por el control de la reproducción. Las sucesivas adaptaciones y contra-adaptaciones por parte de machos y hembras dan como resultado un proceso inestable y desenfrenado que los ecólogos del comportamiento llaman “carrera de armamentos”. La naturaleza coevolutiva del conflicto sexual ha quedado ampliamente demostrada en varios estudios, como los dedicados a las estructuras genitales de los zapateros, esos insectos (Gérridos) que se deslizan sobre la superficie del agua. Las espinas abdominales de las hembras de zapatero han evolucionado en respuesta a estructuras masculinas destinadas a aumentar el control de la cópula (2).
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