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El seguimiento de estas hembras refleja que la población se está recuperando

Veinte años tras las osas con crías de la cordillera Cantábrica

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Veinte años tras las osas con crías de la cordillera Cantábrica
Tras asomarse a la extinción a mediados de los años noventa, el oso cantábrico se está recuperando. Así lo indica el seguimiento constante de las hembras con crías, desde hace veinte años a cargo de la Fundación Oso Pardo y la guardería de las comunidades autónomas. Sin embargo, la situación crítica de la población oriental desaconseja el exceso de optimismo y obliga a trabajar para unir ambos núcleos oseros.
por Guillermo Palomero, Juan Carlos Blanco, Fernando Ballesteros, , Alicia García-Serrano, Juan Herrero y Carlos Nores
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Para el enamorado del tango, veinte años no es nada, pero para los osos (Ursus arctos) al borde de la extinción de Europa occidental, las dos últimas décadas han resultado trascendentales. De hecho, en los últimos veinte años, las poblaciones autóctonas de los Pirineos y El Trentino (Alpes italianos) se han extinguido funcionalmente y, antes de la muerte del último ejemplar, ha sido necesario introducir osos de Eslovenia, con la consiguiente pérdida de identidad genética que este proceso conlleva. En cuanto a los Apeninos, el riesgo de que los cuarenta osos supervivientes en el Parque Nacional de Abruzzo acaben desapareciendo continúa siendo alto.
Mientras tanto, ¿qué ha ocurrido con los osos de la cordillera Cantábrica? Podemos responder con detalle a esta pregunta porque, por fortuna, esta población se censa sistemáticamente desde hace muchos años. Como es una tarea muy difícil, lo que hacemos es contar el número de unidades reproductoras, es decir, de osas acompañadas de crías menores de un año. Este ejercicio, realizado todos los años, nos permite tener una idea del tamaño total de la población y saber si ésta aumenta o disminuye.
Los grupos familiares se utilizan como índice del tamaño poblacional porque se pueden individualizar atendiendo al número y a las características de los oseznos que acompañan a sus madres. Tengamos en cuenta que las osas con crías están mucho más activas durante el día que los restantes osos y usan también áreas de campeo de bastante menor tamaño, lo que permite observarlas con mayor facilidad e individualizarlas de las hembras vecinas. Además, la supervivencia de las osas adultas es mucho más importante desde el punto de vista de la conservación que la de otros osos.
El seguimiento de los grupos familiares aporta muchos datos esenciales para conocer la demografía de los osos y permite al mismo tiempo vigilar el segmento más importante de la población osera. Conscientes de ello, las patrullas de la Fundación Oso Pardo y la guardería ambiental de Asturias, Castilla y León, Cantabria y Galicia han formado una red especializada en la búsqueda y seguimiento anual de osas con crías, operativa desde mediados de los años ochenta.
El trabajo tiene dos vertientes. En primer lugar, se reúnen todos los datos sobre la presencia de osas con crías aportados por cazadores, naturalistas y habitantes del área de distribución de la especie. Por otro lado, los miembros más experimentados del equipo verifican esta información sobre el terreno, al tiempo que prospectan en profundidad las zonas donde las osas criaron en años previos. El objetivo final es observar directamente a las madres con cachorros o ver sus huellas impresas en la nieve o el barro.
Posteriormente hay que individualizar a cada una de las osas detectadas, para impedir la duplicación de datos. Esta tarea se realiza atendiendo a la situación geográfica de los grupos familiares, a la distancia entre los más próximos, al número de crías en cada uno y a los rasgos físicos de los ejemplares. En caso de duda, tiramos por lo bajo, de modo que cada año contamos el número mínimo de osas con crías.
En los veinte últimos años, se han recogido más de 2.000 localizaciones de hembras con oseznos en las dos poblaciones en las que se distribuye el oso en la cordillera Cantábrica (Figura 1). Se han identificado 200 grupos familiares diferentes, de los que 191 han sido localizados directamente por los miembros de la red de seguimiento. La información que ofrecemos ahora a los lectores de Quercus está basada en estos datos. Los más curiosos pueden consultar las particularidades estadísticas y otros detalles sobre el método en publicaciones especializadas (1, 2).
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