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La biodiversidad se extingue en la Comunidad de Madrid

Insectos que desaparecen sin hacer ruido

Texto y fotos: Mario García París

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Insectos que desaparecen sin hacer ruido
Insectos que antaño se veían con frecuencia e incluso eran abundantes, resultan ahora muy escasos o han desaparecido en la Comunidad de Madrid. ¿Por qué? El entorno ha cambiado mucho en un territorio de pequeña superficie, densamente industrializado y con seis millones de habitantes. Los cambios sufridos en las últimas décadas se han dejado sentir en la fauna de insectos, la punta de un iceberg que preludia el declive de la biodiversidad madrileña en su conjunto.

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Todo el mundo conoce los casos más llamativos de extinciones ocurridas en Madrid durante el siglo XX (quebrantahuesos, lobos), otras especies han desaparecido recientemente o están a punto de extinguirse (desmanes, linces) y algunas lo harán en breve (como el sapo partero común) si no se actúa de forma decidida en los próximos años. Pero todas estas especies son vertebrados, es decir, llaman la atención, están relativamente bien estudiadas y en la mayoría de los casos hasta conocemos las causas de su desaparición. El contrapunto lo ponen los invertebrados, más pequeños y menos llamativos, de los que apenas tenemos datos. De hecho, ni siquiera sabemos cuántas especies de invertebrados viven en Madrid, ni cuántas de ellas son endémicas, y aún sabemos menos sobre su estado de conservación.

A pesar de este desconocimiento general, disponemos de información sobre algunos grupos, en particular de moluscos de agua dulce, mariposas diurnas y ciertas familias de escarabajos (1). Y esa información parece indicar que su estado de conservación no dista mucho del de los vertebrados. Precisamente el objetivo de este artículo es dar a conocer la situación de algunas especies de coleópteros de la familia Meloidae (cantáridas, aceiteras y mascaflores) que eran frecuentes o incluso abundantes a principios del siglo XX en Madrid y que ahora no conseguimos localizar en el campo (2). Los esfuerzos más recientes de muestreo, sobre todo en los últimos diez años, se han encaminado específicamente a localizar estas especies, pero los resultados han sido desalentadores. A estas especies hemos decidido añadir otro pequeño conjunto de ortópteros (saltamontes y chicharras) sobre los que apenas hemos iniciado estudios, pero que cuentan con información precisa obtenida previamente.

Los insectos seleccionados representan sin duda la “punta del iceberg” de la situación real, ya que representan a esos pequeños grupos que sí han recibido atención taxonómica, cosa que no ocurre a la inmensa mayoría de los invertebrados. Teniendo en cuenta esta valoración, creemos que los resultados que aquí presentamos son generalizables y que, por lo tanto, nos enfrentamos a un hecho real: la biodiversidad de Madrid se extingue, y lo hace calladamente por falta de conocimiento científico y naturalístico. En el último epígrafe comentamos algunas medidas que creemos que son indispensables para abordar el problema, pero que posiblemente sean insuficientes para revertir la situación en la que nos encontramos.
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