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LA FAUNA PROCEDENTE DEL ATLÁNTICO Y DEL MAR ROJO ES MUCHO MÁS RECIENTE

Gobios y otros peces endémicos del Mediterráneo

 En la foto principal, gobio anémona (Gobius bucchichi), uno de los endemismos más abundantes del Mediterráneo español. Abajo, a la derecha, un fartet (Aphanius iberus), paleoendemismo mediterráneo adaptado a vivir en ambientes hipersalinos. Arriba, a la derecha, gobio poroso (Gobius geniporus) depredando sobre un pequeño gobio jaspeado (Pomatoschistus marmoratus); ambas especies son también endémicas del Mediterráneo.
En la foto principal, gobio anémona (Gobius bucchichi), uno de los endemismos más abundantes del Mediterráneo español. Abajo, a la derecha, un fartet (Aphanius iberus), paleoendemismo mediterráneo adaptado a vivir en ambientes hipersalinos. Arriba, a la derecha, gobio poroso (Gobius geniporus) depredando sobre un pequeño gobio jaspeado (Pomatoschistus marmoratus); ambas especies son también endémicas del Mediterráneo.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El Mediterráneo es un mar lleno de sorpresas y rico en especies. Aunque en la actualidad la mayor parte de su fauna y flora proviene del Atlántico y del mar Rojo, todavía alberga una notable cantidad de especies endémicas que han sabido adaptarse y sobrevivir a millones de años de cambios climáticos y geológicos.

Texto y fotos: Javier Murcia
Si pudiéramos remontarnos a hace cinco o seis millones de años, veríamos que el mar Mediterráneo estaba sumido en una serie de profundos cambios, a consecuencia de los cuales desapareció la práctica totalidad de sus especies marinas. En efecto, la llamada crisis de salinidad del Messiniense (Mioceno) se produjo debido a un cierre temporal del estrecho de Gibraltar y al consiguiente aislamiento del Mediterráneo, convertido en un gigantesco lago. Para muchos autores, fue uno de los acontecimientos geológicos más espectaculares que ha sufrido esta región. Poco a poco, con el paso de los años, las aguas del Mediterráneo se fueron evaporando hasta que el antiguo mar quedó reducido a un rosario de pequeñas lagunas hipersalinas donde lograron sobrevivir algunas especies, precisamente aquellas capaces de soportar grandes variaciones en la salinidad. Esta es la razón de que el 28% de las especies del Mediterráneo sean endémicas, exclusivas de dicho mar.

Los endemismos son una consecuencia evidente del aislamiento evolutivo y por eso se ajustan a zonas biogeográficas que hoy en día pueden resultar chocantes. Por ejemplo, la mayor parte de la fauna endémica mediterránea es bentónica, es decir, que vive asociada a los lechos marinos. Pero también es cierto que habita en aguas someras y los endemismos van haciéndose más raros a medida que aumenta la profundidad.

De acuerdo a su antigüedad, podemos diferenciar dos tipos de especies endémicas: los paleoendemismos y los neoendemismos. Como su nombre indica, los primeros son antiguos endemismos de origen indopacífico, auténticos fósiles vivientes que proceden del remoto mar de Tetis. El número de estas reliquias del pasado es más bajo que el de los neoendemismos. Respecto a este grupo de especies más recientes, todas ellas son de origen atlántico y proceden de diferentes procesos de colonización que tuvieron lugar cuando volvió a abrirse de nuevo el estrecho de Gibraltar, hace unos cinco millones de años, momento en el que dio comienzo el Plioceno y puede darse por terminada la crisis de salinidad del Messiniense.

En resumen, podríamos decir que los paleoendemismos están representados por unas pocas especies muy adaptadas a los cambios ambientales, tanto en la salinidad como en la temperatura del agua, y que han logrado sobrevivir durante millones de años. Entre ellos se encuentran algunos peces ciprinodóntidos como el fartet (Aphanius iberus) y los pequeños dragoncillos de arena del género Callionymus (familia Callionymidae). Pero, sin lugar a dudas, el paleoendemismo más conocido del Mediterráneo es la posidonia (Posidonia oceanica), una fanerógama marina que forma extensas y productivas praderas a escasa profundidad. Los neoendemismos, por el contrario, están representados por un número mucho mayor de especies y entre ellos se encuentran por ejemplo, los abundantes lábridos (Labridae) y blénidos (Blenniidae), de los que nos ocuparemos más tarde.

Hemeroteca
Quercus 306 (agosto 2011)
Ref. 5301306 / 3’90
• Escorpénidos del litoral cantábrico. Xabier Mina.

Quercus 295 (septiembre 2010)
Ref. 5301295 / 3’90
• Espáridos presentes en el litoral español. Xabier Mina.

Quercus 270 (agosto 2008)
Ref. 5301270 / 3’90
• Las aguas de Murcia albergan una impresionante fauna de gobios. F. Javier Murcia.
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