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Desdoblar igual a urbanizar

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
A veces, asuntos locales sirven para tomar el pulso al medio ambiente en mayúsculas y valorar la importancia que realmente le estamos dando, al margen de modas y declaraciones retóricas.

El pasado 18 de octubre, los cinco grandes del ecologismo en España (WWF/Adena, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra) dieron una rueda de prensa conjunta en Madrid para posicionarse contra la ampliación de la M-501. Aparentemente, demasiados espadas para lidiar con un tramo de vía comarcal (de Quijorna a Navas del Rey) que no llega a los veinte kilómetros. ¿A qué venía entonces tanto interés?
No estamos hablando de una carretera cualquiera. Primero, porque cruza una ZEPA –es decir, un espacio protegido por la legislación de la Unión Europea– en el suroeste de la Comunidad de Madrid donde crían águilas imperiales, buitres negros y cigüeñas negras. Hasta hace pocos años uno de los reductos tradicionales de lince ibérico, mantiene hábitats con extensión y calidad suficiente para que en el futuro el felino pudiese recolonizarlo.

La amenaza ecológica que suponía desdoblar la M-501 para convertirla en una autovía era tal que, en abril de 1998, la Consejería de Medio Ambiente de Madrid declaraba el proyecto como ambientalmente inviable. Este pronunciamiento fue a posteriori respaldado por uno de los estudios de impacto de mayor calado realizados nunca en España, impulsado por el CSIC y llevado por medio centenar de científicos. Ante lo evidente, en noviembre de 2000 el presidente madrileño Alberto Ruiz Gallardón y sus consejeros dijeron no a la polémica obra.

Desde entonces, el asunto parecía más que zanjado. Pero el pasado verano ocurrió algo que ha llenado de estupor al mundo conservacionista. Esperanza Aguirre, nueva presidenta regional, resucitó el desdoblamiento de la M-501 al ser declarado de “Interés público”. Una argucia legal con la que se pretende obviar la negativa, adoptada cinco años atrás, del consejo de Gobierno de una comunidad autónoma a un proyecto destructor del medio ambiente. El inicio de las obras ha sido ya anunciado para febrero de 2006.

No existen precedentes en España de una jugada así. Pero si Aguirre se sale con la suya, a partir de ahora cualquier actuación desestimada hasta en las más altas instancias oficiales por su impacto ambiental podría en teoría aprobarse si satisface supuestas necesidades de máxima relevancia para los ciudadanos, entre las que una naturaleza bien conservada no merece figurar. En el caso que nos ocupa, el argumento mágico para hacer borrón y cuenta nueva ha sido la peligrosidad de la M-501.

Pero resulta que un informe presentado por el colectivo Sierra Oeste Desarrollo Sostenible, basado en datos de la Dirección General de Tráfico (Ministerio del Interior) y de la propia Comunidad de Madrid, demuestra que otro tramo de la misma carretera (de Alcorcón a Quijorna) que ya está desdoblado registra una mayor siniestralidad desde que se amplió.

En la rueda de prensa, Santiago Martín Barajas, eterno enfant terrible entre los ecologistas españoles, puso el dedo en la llaga al revelar que las obras en la M-501 responden en realidad a una gran operación urbanística: doce mil nuevas viviendas y varios campos de golf, sobre todo en municipios cercanos de la provincia de Ávila, cuyo acceso se verá facilitado desde Madrid por la carretera duplicada. Ante estas previsiones, ¿qué es lo que nos están contando?

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