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Quemar el futuro

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Ni cuantiosas inversiones en extinción e indemnizaciones en las zonas afectadas, ni mayores restricciones legales, son suficientes para afrontar el problema de los incendios forestales. Se necesitan cambios sustanciales en la estructura y gestión de los montes, así como en la relación del hombre con éstos. El caso de Andalucía es un buen ejemplo de estas carencias.
En 1970 se dedicaban 100 millones de pesetas a la campaña contra incendios en Andalucía. Esta cifra llegaba a los 8.000 millones anuales en la década de los noventa, estabilizándose en los 100 millones de euros en la actualidad. Mientras tanto, en los años setenta hubo una media anual de casi 300 incendios forestales en esta comunidad autónoma (17.000 hectáreas afectadas). En los ochenta se disparó a casi 900 incendios al año (27.550 hectáreas afectadas), para llegar en el primer lustro de este siglo a los más de 1.100 incendios (13.770 hectáreas afectadas).

Es decir, los presupuestos dedicados a la lucha contra el fuego en Andalucía se han multiplicado por 160 en treinta años, mientras que el número de incendios lo ha hecho por cuatro. El aumento constante de inversiones en el Plan de Emergencias por Incendios Forestales (Infoca), el programa de mayor envergadura sobre gestión del medio natural que se viene desarrollando en nuestra comunidad autónoma, a iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente, no ha servido para reducir el problema.
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