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Una retrospectiva a partir de las páginas de Quercus

Incidencia de las redes de pesca en los álcidos

Por Salvador García y Javier Murcia

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Incidencia de las redes de pesca en los álcidos
Las redes fijas y otros artes de pesca constituyen un importante factor de riesgo para las aves marinas buceadoras, sobre todo para las alcas y los araos. Un problema que se exacerba cuando afecta a pequeñas poblaciones residuales, como las exiguas parejas nidificantes de arao común que aún sobreviven en Galicia. Pero también lo padecen los ejemplares invernantes que llegan hasta nuestras costas.
Ojear algunos números antiguos de la revista Quercus, publicados a finales de los años ochenta, nos ha traído muchos recuerdos merced a las abundantes noticias publicadas sobre la actividad de los grupos conservacionistas. No en vano, durante esos años nos movilizamos, al igual que otras muchas personas, en defensa de la naturaleza. Fueron años de un intenso movimiento activista. Así que leer algunas noticias ha sido reconfortante, a la vez que revelador: ¡cuánto cuesta luchar por el patrimonio natural y qué poco duran muchos de los éxitos conseguidos! En la revisión nos tropezamos con una nota que nos llamó especialmente la atención. Se refería al hallazgo de un arao común (Uria aalge), un ejemplar anillado que había quedado atrapado en una red de pesca cerca de O Grove (Pontevedra) en marzo de 1988 (1). El mismo autor de la nota, Juan Carlos Cabrero Figueiro, cita tres hallazgos más de araos entre marzo y junio del año anterior. En los números siguientes de la revista encontramos más noticias relacionadas con la muerte de álcidos en redes de pesca. En noviembre de 1989 de nuevo Juan C. Cabrero recurre a Quercus (2) para denunciar la falta de un programa de conservación del arao común que debería haber impulsado el entonces Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Icona). Pero, a pesar de estas advertencias, el arao estuvo a punto de desaparecer como especie reproductora en Galicia después del hundimiento del Prestige en 2002. Muy lejos han quedado, en el recuerdo de quienes tuvieron la fortuna de verlos, los cerca de 3.000 ejemplares estimados en los años sesenta (3). La muerte de los araos en las redes de enmalle es silenciosa. Además, no sólo quedan atrapados araos y otros álcidos, sino también algunas especies asimismo buceadoras como cormoranes o zampullines. Las aves quedan enmalladas cuando bucean en busca de los peces que les sirven de alimento, de manera que se ahogan y sus cuerpos aparecen un día en cualquier playa. Estas muertes suelen achacarse a fuertes temporales, o a diversas causas naturales, ya que, salvo en muy contados casos, es difícil encontrar marcas de nylon en el cuerpo de las víctimas. Además, estos sucesos ocurren tan cerca de la orilla que las aves no suelen degradarse antes de que el mar las arrastre a la costa.
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