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El dilema de las Pajareras de Doñana

SOS Doñana: conservación sesgada y ocaso del alcornocal centenario

Atardecer en las Pajareras de Doñana (foto: José María Pérez de Ayala).
Atardecer en las Pajareras de Doñana (foto: José María Pérez de Ayala).
viernes 30 de diciembre de 2016, 17:42h

Justo en este mes de enero se cierra el acceso a una parte de La Vera, zona de transición entre el monte y la marisma. Con ello se prohíbe el paso a las célebres Pajareras de Doñana, para evitar molestias a la colonia de espátulas, cigüeñas y garzas que allí nidifica. Una colonia tan nutrida que puede acabar con los alcornoques centenarios que le sirven de apoyo.

Por José M. Fedriani y otros autores

El Parque Nacional de Doñana es un espacio protegido de reconocida importancia para la conservación de la biodiversidad, tanto en el ámbito nacional, como europeo y mundial. Declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1981, alberga una alta heterogeneidad de hábitats (alcornocal, pinares, matorral, marismas, dunas, playa) y poblaciones de vertebrados altamente amenazados, como el lince ibérico (Lynx pardinus) y el águila imperial (Aquila adalberti). Menos conocida y celebrada es la alta diversidad vegetal de Doñana. Por ejemplo, se han registrado 1.386 especies o subespecies de plantas vasculares (1), 55 de las cuales son endemismos ibéricos y 4 endémicas de la propia Doñana: Rorippa valdes-bermejoi, Daucus arcanus, Linaria tursica y Juncus x donyanae. Es bien sabido que fue la importancia de Doñana como reserva de aves migratorias, así como el empeño de José Antonio Valverde, Francisco Bernis y varios ornitólogos británicos, lo que desencadenó su más que acertada protección mediante la compra de la Reserva Biológica en 1963, embrión del posterior Parque Nacional (2).

Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.

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