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Las exigentes condiciones impuestas por la vida oceánica

Vivir en mar abierto: las aves marinas como modelo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Vivir en mar abierto: las aves
marinas como modelo
El mar sigue siendo un eterno olvidado. Los humanos somos seres eminentemente
terrestres y eso se refleja también en nuestro grado de conocimiento de ambos
medios, aunque los mares y océanos cubran las tres cuartas partes del planeta
que nos sustenta. Y, de entre todos los vertebrados marinos, quizá sean
las aves las que menos atención reciben, aun siendo –como son–
un puente entre los ecosistemas marinos y terrestres.
La vida en mar abierto es tremendamente exigente. Aunque no lo parezca, los mares son en su mayor parte unos desiertos con muy baja densidad de presas para cualquier depredador. De hecho, la mayor parte de la vida marina se concentra en zonas muy localizadas (afloramientos, frentes oceánicos, efectos isla) donde las aguas profundas, ricas en nutrientes, ascienden hasta la zona iluminada por el sol y dan lugar a explosiones de fitoplancton, que generan a su vez nutridas poblaciones de zooplancton, las cuales atraen a peces que se alimentan de estos pequeños organismos marinos. Localizar tales parches inusualmente ricos en alimento es el reto de los depredadores marinos situados en la cima de la pirámide ecológica y quizá sea la condición más exigente que impone el mar a los que quieren explotar sus recursos.

Antes de la revolución tecnológica, los pescadores solían guiarse por los bandos de gaviotas para detectar los cardúmenes de sardinas y boquerones. Ahora ocurre más bien lo contrario: las gaviotas buscan a los barcos para aprovechar los abundantes desechos que genera la pesca industrial. Puede decirse que los barcos han sustituido a los grandes cetáceos como principales objetos marinos susceptibles de comensalismo. Pero ese es otro cantar.

El caso es que las gaviotas, como las restantes aves marinas, se necesitan unas a otras para localizar el alimento en la enorme extensión del mar. Por supuesto, este rasgo no ha evolucionado en beneficio del grupo, sino de cada individuo. Sin pretenderlo, una gaviota hace de guía para el resto del bando cuando localiza una fuente de alimento y, del mismo modo, se beneficia del hallazgo cuando otro individuo la encuentra antes. Seguramente por eso las gaviotas y los charranes son de color predominantemente blanco, porque actúan como luces de aviso en el desierto. Su plumaje trasmite una información muy valiosa y proporciona beneficios individuales recíprocos.
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