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El cangrejo de río en la Comunidad Valenciana: ¿luz al final del túnel?

Texto y fotos: Antonio Pradillo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El cangrejo de río en la Comunidad Valenciana: ¿luz al final del túnel?
El cangrejo de río autóctono, o cangrejo de patas blancas, parece que empieza a ganar terreno en España, gracias al esfuerzo que desarrollan la mayoría de las comunidades autónomas para intentar revertir su delicada situación tras la invasión del cangrejo rojo americano. El caso de la Comunidad Valenciana es un buen ejemplo, con líneas de trabajo similares a las emprendidas en Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía.

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El cangrejo de río autóctono o de patas blancas –Austropotamobius pallipes a efectos legales, aunque científicamente debe nombrarse como Austropotamobius italicus (1)– es una de las especies que aparecen incluidas en el Catálogo nacional de fauna amenazada con la categoría de “Vulnerable” (2), si bien la mayor parte de autonomías le confiere un mayor grado de protección en su marco legislativo. Este es el caso de la Comunidad Valenciana, donde la especie aparece recogida en el Catálogo valenciano de fauna amenazada (3) con la categoría de “En Peligro”. Se trata de un estatus ajustado a la realidad actual de la especie, que sufre una increíble regresión desde los años ochenta a causa de la afanomicosis o peste del cangrejo. Esta patología de carácter fúngico es transmitida por cangrejos exóticos introducidos en España, sobre todo por el cangrejo rojo americano o de las marismas (Procambarus clarkii), una especie ampliamente extendida desde los años setenta.
Tanto es así que la entrada del hongo en una zona poblada por el cangrejo de patas blancas a partir de algún cangrejo exótico infectado supone la desaparición de la población autóctona en pocos días. Desde los años ochenta y hasta comienzos de los noventa se produjo un intenso trasiego de cangrejos exóticos en toda España, probablemente debido al desconocimiento del impacto que causaría la afanomicosis en las poblaciones naturales. Proceso que se vio agravado por el bajo precio de la especie invasora y lo barato que resultaba emprender introducciones incluso a título particular tras comprar unos cuantos ejemplares en cualquier pescadería. No cabe otra explicación si tenemos en cuenta que los núcleos fundadores del cangrejo exótico, introducido experimentalmente en marismas con fines comerciales, estaban muy alejados.
Ahora bien, al cangrejo rojo hemos de sumar otra especie que está ganando terreno en la última década, el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus), otro animalito americano –en este caso de la vertiente del Pacífico– capaz de transmitir la afanomicosis a nuestro cangrejo y que ya se encuentra presente en casi todas las regiones españolas. Además, el cangrejo señal tiene la particularidad de que resiste mejor las aguas frías que el cangrejo rojo, de manera que podría hacer que desaparezcan poblaciones naturales que permanecían intactas precisamente por la baja temperatura del agua, que actuaba como freno a la expansión del cangrejo americano. Como dato curioso, en la Comunidad Valenciana una población de cangrejo señal libre del hongo estuvo conviviendo durante varios años con una de cangrejo de patas blancas, pero aún así el número de cangrejos autóctonos descendió drásticamente en favor del exótico, que aumentó notablemente de número hasta extinguir al otro (4). Así pues, no sólo debe temerse a la afanomicosis, sino también a la competencia e incluso a la depredación que pueden ejercer las especies invasoras. Para los neófitos en la materia, baste decir que la especie autóctona necesita unos tres años para madurar sexualmente y sólo se reproduce una vez al año, con puestas que oscilan entre los 50 y los 200 huevos (5). Por el contrario, el cangrejo rojo llega a madurar el mismo año en el que nace y puede realizar varias puestas, con un número de huevos capaz de superar la asombrosa cifra de 600 (5). Por lo tanto, cuando nos referimos al cangrejo rojo, estamos hablando de una verdadera “criatura de destrucción masiva”; vamos, que no tiene rival en cuanto a colonización rápida a poco que las condiciones le sean favorables.
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