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ESTUDIO DE VARIOS AÑOS EN EL NORTE DEL SISTEMA IBÉRICO

La alimentación del buitre leonado en montañas con ganadería extensiva

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Aunque dispersa y menos predecible que en el clásico muladar, la carroña del ganado abandonada en las zonas de montaña es aprovechada por especies como el buitre leonado. Así se refleja en un largo estudio realizado al norte del Sistema Ibérico, que aboga por ciertas excepciones legales a la política actual de retirada de cadáveres y un mayor apoyo a la ganadería extensiva.

por Álvaro Camiña y Chantal López
Desde que apareció la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), la legislación aplicable a la retirada de cadáveres ha supuesto un peligro para la conservación de las aves carroñeras (1). La desaparición de muladares tradicionales, ilegales o no, están afectando a la alimentación de los buitres ibéricos, especialmente en la mitad norte peninsular.

Abrir muladares de acuerdo a la normativa estatal y autonómica es la única base sobre la que sustentar legalmente la alimentación de nuestras rapaces necrófagas. Pero existe un más allá. Los estudios realizados o en curso sobre quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), alimoche (Neophron percnopterus), buitre negro (Aegypius monachus) y buitre leonado (Gyps fulvus) muestran que las fracciones adultas de sus poblaciones hacen poco uso de los muladares o menos del esperado (2, 3). Estos puntos de alimentación favorecen mayormente a aves inmaduras o jóvenes pero no a tanto a aquellas en edad de reproducirse. Los adultos parecen buscar una comida “diferente” o simplemente su estrategia alimenticia difiere de los no reproductores.

Por lo tanto, con las medidas aprobadas hasta la fecha, los escasos muladares existentes y la complicada telaraña de competencias de las diferentes administraciones es difícil pensar en una solución global y rápida al problema. Así al menos lo entendemos tras haber profundizado en la ecología trófica de los buitres leonados, gracias a un estudio que venimos realizando desde mediados de los años noventa en una zona montañosa de ganadería extensiva situada a caballo entre las provincias de Soria y Burgos y La Rioja.

La zona de estudio, donde nunca han existido muladares, comprende las sierras de Urbión (2.228 metros), Demanda (2.262 metros) y Cebollera (2.001 metros). Su ganadería la componen principalmente ovino y vacuno, con 25.000 y 2.000 cabezas respectivamente, y un menor número de caprino y equino. El porcino no está disponible para los buitres, aunque se emplea en los entornos familiares para la tradicional matanza.

El régimen ganadero es semi-extensivo, ya que obliga a encerrar ovejas y vacas entre noviembre y abril, cuando los pastos de montaña están cubiertos de nieve, permaneciendo libres el resto del año. Este manejo del ganado ocasiona variaciones estacionales en la distribución de las carroñas en el campo, con períodos de escasez y abundancia, fenómeno que se repite a lo largo de la geografía peninsular en los Pirineos, sistemas Ibérico y Central y cordillera Cantábrica.
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