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NECESITA SER CATALOGADA COMO AMENAZADA Y COBIJADA EN UNA MICRORRESERVA

Mariposa topacio: una joya redescubierta en la Comunidad de Madrid

Un entomólogo busca huevos de mariposa topacio en un endrinal del suroeste de la Comunidad de Madrid. El endrino es la planta nutricia de este lepidóptero.
Un entomólogo busca huevos de mariposa topacio en un endrinal del suroeste de la Comunidad de Madrid. El endrino es la planta nutricia de este lepidóptero.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Tras más de un siglo sin registros (hay una cita algo inconcreta de Graells de 1854), se ha confirmado la presencia en la Comunidad de Madrid de la escasa mariposa topacio. Carente aún de protección legal, le serían muy beneficiosas medidas como incluirla en el catálogo regional de especies amenazadas y crear una microrreserva en su área de vuelo.

Texto: Juan Carlos Vicente y Antonio García Carrillo
Fotos: Juan Carlos Vicente
La mariposa topacio (Thecla betulae) es un bello lepidóptero diurno de unos cuatro centímetros de envergadura, perteneciente a la familia de los licénidos. El color del reverso de sus alas es pardo-anaranjado, de ahí que Ramón Agenjo le asignara en 1964 el apelativo de una piedra preciosa con ese color, el topacio, para describirla con este nombre común fuera del ámbito científico (1). Debido a su relativo gran tamaño, dentro del grupo de los licénidos, y al característico colorido de las alas es difícil confundirla con cualquier otra especie de mariposa diurna.

La primera referencia de este taxón para el territorio madrileño data de 1854, cuando Mariano de la Paz Graells lo citara por primera y única vez en este ámbito geográfico (2). Pero Graells nunca concretó la captura de ninguna mariposa topacio, ni indicó lugares y tampoco detalló fechas de sus hallazgos, por lo que no se ha tenido nunca en cuenta este dato en posteriores trabajos sobre las mariposas madrileñas (3), al ser esta cita original un tanto ambigua e inconcreta y por no existir ejemplares depositados en alguna colección científica que lo corroboraran. Por ejemplo, esta cita no aparece reflejada en el mapa elaborado para esta especie dentro del proyecto de Atlas de las mariposas diurnas de la Península Ibérica e Islas Baleares (4).

Durante el transcurso del estudio realizado para la elaboración del libro Mariposas diurnas de la Comunidad de Madrid (5), contrastamos con trabajos de campo los datos de algunas especies escasas que nos parecían dudosas o que sospechábamos que podrían aparecer en áreas poco exploradas. Ese ha sido precisamente el caso de la mariposa topacio, que hemos muestreado en algunos lugares del suroeste de la Comunidad de Madrid.

Este trabajo nos ha permitido redescubrir a la especie siglo y medio después de que la citara el propio Graells. En septiembre y octubre de 2008 hallamos varios huevos (la especie pasa el invierno en fase de huevo), que confirmaron nuestras sospechas sobre su presencia en el suroeste madrileño. En 2009 pudimos observar imagos (adultos) en dos ocasiones: el 17 de julio (fotografiamos al ejemplar) y el 10 de agosto. A pesar de numerosos esfuerzos, desde entonces no hemos vuelto a observar adultos, larvas o huevos en la Comunidad de Madrid. Estas pocas referencias confirman la escasez y rareza de la mariposa topacio en la región.

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