Opinión

Los otros problemas del lince ibérico

Segundas residencias en suelo no urbanizable protegido del entorno de la sierra de Andújar (Jaén), en zona de dispersión de lince (foto: Bernabé López).
Miércoles 22 de octubre de 2014
Los esfuerzos que Administraciones, científicos y conservacionistas están desplegando
para que el lince ibérico no se extinga se ven hipotecados por graves problemas
que hace mucho deberían haber sido desactivados. Los más importantes
son los atropellos, el acoso de escopeteros y alimañeros y la proliferación
de cultivos o urbanizaciones en sus hábitats naturales.


Parece ampliamente aceptado que el drástico declive sufrido por el lince ibérico (Lynx pardinus) se debe a la escasez de conejo (Oryctolagus cuniculus). De hecho, la mayoría de los esfuerzos destinados a salvar de la extinción al felino pasan por recuperar o, al menos, mantener poblaciones densas de conejos. Pero la reciente muerte de Thelma, un joven lince de Doñana atropellado en la carretera que une las localidades onubenses de Gibraleón y San Bartolomé de la Torre (ver Quercus 220, págs. 64 y 65), nos lleva a recapacitar sobre lo que está hipotecando la conservación del carnívoro.

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