Cuaderno de campo

Censando en el lago de los gansos

CUADERNO DE CAMPO

Texto: José Antonio Montero Fotos: Fernando Jubete

Miércoles 22 de octubre de 2014
Una ONG y un Ayuntamiento brindan a los ánsares comunes un dormidero invernal donde se han censado más de veinte mil ejemplares. Pero han pasado diez años desde que se recuperó la laguna de Boada (Palencia) y sigue sin protección legal específica.

Un estadio de fútbol lleno hasta la bandera. A eso me recordó el griterío que venía de la laguna. O también una olla gigantesca que hierve y anula el silencio que en otras circunstancias debería reinar en la extensa llanura cerealista de Tierra de Campos. Es 15 de diciembre de 2009, aún no ha amanecido y me acompañan los naturalistas Fernando Jubete y Carlos Zumalacárregui. La temperatura es de casi cinco grados bajo cero. Nuestro objetivo esta mañana es censar los ánsares comunes que usan como dormidero la laguna de Boada, a menos de media hora en coche de Palencia capital.

El paisaje es casi siberiano, sin un árbol en muchos kilómetros a la redonda. Apenas rompe el día, los gansos empiezan a abandonar la lámina de agua donde han pasado la noche, por estas fechas una placa de hielo en buena parte de su superficie. Su destino son los campos de la zona, donde se dedicarán a pastar todo el día, alimentándose de los pequeños brotes que despuntan en los cultivos. El cereal no resulta dañado, ya que su semilla permanece intacta y vuelve a rebrotar.

Las aves echan a volar en constantes oleadas de cientos de ejemplares y llenan el aire de sus granizdos potentes y ásperos. El momento es espectacular, pero mis acompañantes están concentrados en censar los ánsares que salen de la laguna y se perfilan en grandes grupos lineales, al contraluz del cielo. Fernando y Carlos se reparten el espacio aéreo y, cada cien ejemplares que cuentan, pulsan un pequeño aparato que llevan en la mano.