Editorial

Todos contra el veneno

Miércoles 22 de octubre de 2014
Raro es el número de Quercus en el que no aparece alguna noticia sobre los efectos de los cebos envenenados en la fauna silvestre. En este mismo ejemplar, sin ir más lejos, destacamos la reciente aparición de doce rapaces muertas, entre ellas tres alimoches, en una única finca ganadera de Siruela, al noreste de la provincia de Badajoz. El presunto autor de los envenenamientos ha sido detenido y puesto a disposición judicial (págs. 58-59). El problema radica en que, con ser llamativo, este hecho dista de ser un caso aislado. Por toda la geografía española está muy arraigada la costumbre de recurrir al veneno para mantener libres de depredadores –las antiguas “alimañas”– numerosas fincas ganaderas o cinegéticas. Pero no sólo algunos ganaderos y cazadores desaprensivos recurren al veneno, sino también muchos agricultores que siembran los campos de sustancias tóxicas para atenuar las plagas agrícolas, como hemos tenido ocasión de comprobar no hace mucho con una explosión demográfica de topillos en Castilla y León.
¿Qué cabe hacer ante este auténtico afán por el veneno? Utilizado, no lo olvidemos, de forma ilegal. Como en la persecución de cualquier delito, es preciso prevenir, disuadir, denunciar y sancionar. En primer lugar, el veneno quizá no sea ni siquiera útil para obtener el fin deseado. Y, en segundo lugar, sus daños son tan desproporcionados que usarlo viene a ser como matar moscas a cañonazos. Pero, sobre todo, quienes lo aplican ignoran y vulneran la función básica de cualquier espacio como parte de un ecosistema.

Por todos estos motivos, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha tramitado ante la Comisión Europea la concesión de un proyecto Life + que, con el título de Acciones para la lucha contra el uso ilegal de veneno en el medio natural en España, va a presentarse este mismo mes de abril de 2010 y se prolongará hasta el 2014. Más de cuatro años de campañas e iniciativas con el objetivo de obtener un significativo avance en la resolución de tan grave problema. Como socios del proyecto figuran la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Fundación para la Conservación de los Buitres, mientras que entre los colaboradores se encuentran el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Junta de Andalucía, el Gobierno de Cantabria, el Cabildo de Fuerteventura y la Fundación Biodiversidad. Además, otras ocho comunidades autónomas se han sumado también al proyecto. En otras palabras, no se trata de un saludo al sol. Esta vez va en serio.

Dado que un ámbito muy importante de los proyectos Life + es la difusión de sus fines, campañas y resultados, la Editorial América Ibérica se ha sumado formalmente como colaboradora con cuatro de sus cabeceras: Trofeo Caza, Jara y Sedal, El Mundo del Perro y Quercus. Cuatro publicaciones veteranas y prestigiosas, dirigidas a un público especializado y con evidentes implicaciones en la materia, que ya se habían significado antes como contrarias al uso ilegal del veneno. En este sentido, tanto los responsables de la editorial como los directores de las cuatro revistas implicadas han respaldado sin fisuras este importante proyecto Life + y han acordado convertirse en una plataforma de comunicación estable durante sus cuatro años de vigencia. Un acuerdo que, por supuesto, llena de satisfacción y compromiso a la redacción de Quercus.




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