Opinión

Urogallo cantábrico: se nos acaba el tiempo

Macho salvaje de urogallo cantábrico fotografiado en su hábitat natural, un abedular del Alto Sil, al noroeste de la provincia de León (foto: Luis Fernández / ACU)
Miércoles 22 de octubre de 2014
Nada ni nadie parece capaz de salvar al urogallo cantábrico, pero mientra haya una mínima posibilidad, hay que intentarlo. ¿Cómo? Actuando en una misma dirección, obviando límites administrativos y sobre la base del consenso entre quienes tienen la responsabilidad de que no se extinga y quienes tienen los conocimientos para lograrlo. Se nos acaba el tiempo, empecemos ya.

Por la Asociación para la Conservación del Urogallo


Durante 2012 y 2013 los miembros de la Asociación para la Conservación del Urogallo (ACU) hemos podido comprobar, tristemente, el fin del urogallo en los Picos de Europa. Aún queda algún ejemplar solitario, que irá vagando por los montes con apariciones esporádicas que harán pensar en la recuperación de la especie. Pero no nos engañemos, no se han comprobado datos de reproducción en la zona desde hace más de cinco años. Esta situación en el actual contexto de la población urogallera de la cordillera Cantábrica hace prácticamente imposible que la especie vuelva a recuperarse de manera natural en los Picos de Europa. Pero más preocupante si cabe es que la situación no es exclusiva de estas montañas en concreto.

En toda la mitad central y oriental de la cordillera Cantábrica tan solo quedan urogallos, bajo mínimos, en los montes asturianos de Ponga y Redes, quizá alguno en Lena, también en Asturias. Pero son eso, unos pocos ejemplares, y con la misma problemática: no hay datos de reproducción, con lo cual el futuro inmediato en ese sector de la cordillera Cantábrica es crítico.

¿Y qué pasa en la otra mitad de la cordillera, la occidental? Pues de momento aún podemos disfrutar de su presencia en buena parte de los montes urogalleros de Omaña y Alto Sil, en el noroeste de la provincia de León, y de Degaña y Cangas del Narcea, en el suroeste asturiano. Aunque según informaciones de personas conocedoras del urogallo, el número de ejemplares por cantadero es inferior a las cifras de los años setenta u ochenta. No olvidemos que este sector occidental incluye la comarca de Los Ancares, en León y Lugo, donde el urogallo nos dejó en la década de los noventa.

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