Opinión

El turismo de la naturaleza puede ser compatible con la conservación del oso

Miércoles 22 de octubre de 2014
La observación de osos es un ejemplo de actividad turística que está mejorando la aceptación social de la especie, que es lo mismo que decir que su conservación estará más garantizada. Pero el afán de ver osos exige una regulación que señale adecuadamente los lugares de observación, evite concentraciones en puntos inadecuados y asegure que no se generan molestias a la especie.

Por Fundación Oso Pardo


Con su artículo “¿Altera el turismo de naturaleza el comportamiento de los grandes carnívoros?” el biólogo Andrés Ordiz plantea con gran oportunidad en Quercus 341 (págs. 14 a 21), correspondiente al pasado julio, la cuestión de hasta dónde debe llegar el turismo de osos. De los trabajos que cita Ordiz en su texto no se puede deducir que una actividad turística sensatamente planificada vaya a alterar el comportamiento de los osos. Lo que sí dejan claro esos trabajos es que los osos huyen de los humanos cuando nos acercamos a sus encames y que modifican sus patrones temporales de alimentación y descanso si se sienten presionados por actividades humanas de diferente signo.

Estas interesantes aportaciones tendrán que ser tenidas muy en cuenta por los responsables de la planificación del uso público en los territorios oseros. Podríamos debatir con Ordiz sobre la aproximación que hace desde la perspectiva científica a los posibles efectos negativos del turismo de naturaleza sobre los osos, pero es muy difícil no estar de acuerdo con él en las conclusiones fundamentales de su artículo: las cosas no se están haciendo bien y las medidas de regulación del turismo vinculado a los osos son insuficientes.

Noticias relacionadas