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El quebrantahuesos regresa a Cazorla: la historia de un sueño

El quebrantahuesos ‘Tono’ en vuelo. Bautizado así en honor de José Antonio Valverde, este macho forma parte de la pareja que ha logrado reproducirse con éxito en 2015 en Cazorla (Jaén). Foto: Fundación Gypaetus.

TRAS MÁS DE TREINTA AÑOS, LA ESPECIE VUELVE A CRIAR EN SU SANTUARIO BÉTICO

Lunes 29 de junio de 2015

Ha habido que esperar más de treinta años para que el quebrantahuesos vuelva a reproducirse en libertad en Cazorla, el último reducto ibérico que tuvo la especie al margen del bastión pirenaico. Se cumple así uno de los sueños más anhelados por los conservacionistas españoles, fruto de un proyecto de décadas donde científicos y gestores han trabajado codo con codo: toda una epopeya que merece ser contada al detalle.

Por Rafael Arenas, José Ramón Benítez y Francisco Rodríguez Peinado



El área de distribución histórica de la subespecie de quebrantahuesos Gypaetus barbatus barbatus comprende casi todas las montañas de Eurasia y el norte de África. En Andalucía fue un ave muy común hasta finales del siglo XIX, sobre todo en las Sierras Béticas, donde la última reproducción documentada se produjo en Cazorla (Jaén) en 1983 y el último quebrantahuesos dejó de avistarse, también en Cazorla, a finales de 1986. Así, los quebrantahuesos ibéricos quedaron relegados a los Pirineos.

En el conjunto de Europa, junto a la población pirenaica y algunas parejas aisladas que han sobrevivido en Córcega y Creta, sólo existe otra población en los Alpes, gracias a un proyecto de reintroducción que fue iniciado a principios de los años setenta, basado en la cría campestre de ejemplares nacidos en cautividad. En 1985 se creó una red internacional de cría en cautividad formada por centros especializados y zoológicos europeos: El EEP (European Endangered Species Programme) del quebrantahuesos.

La principal causa de extinción del quebrantahuesos ha sido la presión humana, directa o indirecta. Factores como la utilización de cebos envenenados, el furtivismo o el expolio de nidos han sido tradicionalmente las principales causas que han provocado la situación actual de la especie. Otro de los problemas radica en la falta de conexión entre las distintas poblaciones existentes. Una población viable y autónoma a largo plazo en el sur de la península Ibérica permitiría restituir el flujo genético entre los quebrantahuesos pirenaicos y norteafricanos, contribuyendo, con ello, a la conservación global de la especie.


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