Artículos

Cuarentena con águilas reales

Inmaduro de águila real con una presa en las garras (Foto: Begoña Laínez y José Luis Hernández / Más que Pájaros, S.L.U).
Viernes 31 de julio de 2020

La primavera de este año ha venido marcada por el confinamiento al que hemos estado sometidos por la pandemia de Covid19. Pero, desde la ventana de nuestra casa, situada en un diminuto pueblo de la montaña leonesa, hemos tenido la suerte y el privilegio de contemplar el ciclo reproductivo de una pareja de águilas reales (Aquila chrysaetos). Ya a finales de febrero vimos como uno de los dos gigantescos nidos visibles desde casa recibía visitas frecuentes de la pareja que regenta la zona. La oportunidad de seguir día a día la vida privada de las reinas del cielo supuso una píldora de “salvajina” muy necesaria.



El 14 de marzo comenzó el Estado de Alarma y para entonces la pareja llevaba dos semanas incubando. La hembra cumplía a rajatabla con sus tres horas de incubación, mientras que los periodos del macho apenas llegaban a la hora y media. Al principio, cuando un miembro de la pareja sustituía al otro, ambos permanecían unos segundos juntos en el nido. Pero, con el paso de las semanas, el intercambio para incubar se producía sin contacto. Segundos después de que una de las águilas abandonara el nido, llegaba la otra al relevo. El 18 de abril había dos pollos recién nacidos que pedían comida a los adultos. Por desgracia, doce días más tarde sólo quedaba un pollo en el nido. Puede achacarse a un episodio de cainismo o a que quizá el pollo más joven calló del nido o murió en él. Nos perdimos este episodio dramático.


Noticias relacionadas