Editorial

Quercus se asoma a los cuarenta años

Domingo 29 de noviembre de 2020

Otro mes de diciembre, otro año que acaba y un nuevo aniversario de la revista Quercus. Su primer número apareció en diciembre de 1981, así que con este cuaderno 418 cumplimos 39 años de andadura editorial. A partir del próximo mes de enero empezaremos a celebrar las cuatro décadas: 1981-2021. Son cifras que inspiran respeto, aunque sólo sea por el mérito que pueda tener tanto afán de supervivencia. Como bien saben nuestros lectores, en ese periodo de tiempo tan dilatado han pasado muchas cosas. La revista ha tenido tres propietarios, hemos sorteado graves crisis económicas, la prensa escrita atraviesa por el peor momento de su historia y, para colmo, estamos todavía inmersos en una pandemia de dimensiones globales y consecuencias impredecibles. Sin embargo, contra viento y marea, el veterano Quercus de papel ha ido capeando los temporales con bastante soltura. No hablamos de nuestras diferentes versiones digitales, porque se supone que son el futuro y una garantía de continuidad.

¿Por qué es tan recio este Quercus? Como en todas las cuestiones complejas, no es posible dar una sola respuesta. Hace falta considerar algunas de sus peculiaridades. En primer lugar, el respaldo sin fisuras que desde hace muchos años nos vienen prestando lectores y suscriptores, que se enorgullecen de seguir la revista desde el primer número. También hemos de felicitarnos de que siempre hayamos disfrutado de una total libertad para fijar contenidos y línea editorial, independientemente de quien estuviera al frente de la cabecera. Otro asunto nada baladí, es que tenemos en nuestro país miles de naturalistas con los ojos bien abiertos, una cantera de brillantes científicos dedicados a la biología de la conservación y muchas ONG ambientales influyentes y muy profesionalizadas. En tales condiciones, el flujo de información es difícil que se interrumpa. Y, ya que estamos de cumpleaños, podemos presumir de que los miembros del actual equipo de redacción llevan entre 32 y 21 años consagrados a mantener a flote la revista como sea, con esfuerzos y sacrificios personales que no viene al caso detallar. Todos esos factores han contribuido a que seamos la más veterana revista ambiental del mercado español.

Nos recompensa saber que Quercus no sólo cumple su papel como medio de comunicación, sino que también influye con argumentos sólidos en la toma de decisiones políticas. Nos gustaría que esa influencia fuese mucho mayor, pero siempre hemos contribuido a que el estado general de nuestro entorno no fuera a peor y, con frecuencia incluso, a que mejorara. Eso no significa que seamos complacientes, porque la corriente en contra es cada día más fuerte, pero tampoco podemos soslayar los éxitos obtenidos.

Ahora que nos asomamos a los cuarenta años lo único que podemos ofrecer es mantener ese esfuerzo, al que muchas personas han dedicado su vida, por todos los medios a nuestro alcance y con las premisas fijadas desde el principio: observar, estudiar y defender la naturaleza. Seremos pocos, pero muy tozudos y, con frecuencia, estamos cargaditos de razón. Una razón que se basa en la mejor ciencia disponible y en el empuje de muchos colectivos sociales que anhelan un cambio de paradigma. Como es inteligente sacar provecho de las adversidades, quizá la actual crisis del coronavirus sirva, al menos, para reconducir la loca carrera hacia ninguna parte en la que estaba empeñada nuestra sociedad. Una oportunidad de oro para establecer nuevos pactos con el mundo que nos acoge.