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Una cascada con nutrias

Macho de nutria marina en postura de flotación en Moss Landing (California). Foto: cortesía de Joe Tomoleoni.
Lunes 31 de enero de 2022

Las especies carnívoras son parte esencial de las cadenas tróficas. Su pérdida desmorona las funciones de los ecosistemas que a todos nos benefician. En un escenario de cambio climático, nuevos datos ilustran la conexión entre fondos marinos de algas calcáreas y un depredador, la nutria marina.



Por Salvador Herrando-Pérez

Muchas personas con las que nunca nos topamos cara a cara toman decisiones que condicionan nuestra vida cotidiana. A las especies les pasa lo mismo cuando están vinculadas entre sí a través de las llamadas cascadas tróficas. Una cascada trófica ocurre cuando un depredador limita la abundancia o el comportamiento de una presa y, como resultado, se potencia o debilita la supervivencia de especies en el nivel trófico inferior, que nada tienen que ver con el depredador (1). Un ejemplo de libro son las nutrias marinas (Enhydra lutris). Estos mustélidos cazan y mantienen a raya a los erizos de mar de la especie Strongylocentrotus polyacanthus, favoreciendo el esplendor de los bosques de algas laminarias, cuyos frondes son comidos por los erizos. Si quitamos al depredador de la ecuación, habrá más erizos y menos laminarias, y esto es precisamente lo que ha ocurrido en las costas del Pacífico Norte (2, 3).

AUTOR
Salvador Herrando-Pérez
Correo electrónico: shp@mncn.csic.es