Cuaderno de campo

Al cuidado de la nueva colonia del buitre negro

Miércoles 22 de octubre de 2014
A los buitres negros que nacen cada año en el Pirineo catalán se les coloca un emisor satelital para seguir sus movimientos cuando abandonen el nido. Quercus ha podido documentar cómo dos pollos fueron objeto de este marcaje en la propia zona (Boumort-Alinyà) donde se lleva a cabo un proyecto de reintroducción de la especie.

Texto: José Antonio Montero
Foto: Equipo de Boumort-Alinyà


HAN PASADO YA CASI QUINCE AÑOS desde la primera vez que escuché la idea de crear una nueva colonia de buitre negro que sirviera de puente entre los grandes núcleos reproductores españoles y los más pequeños que por entonces se empezaban a formar en Francia, a partir de proyectos de reintroducción como el del Parque Nacional de Cévennes. Por aquel entonces los naturalistas de la asociación Grefa me hablaron ya de esa posibilidad, no tanto como un proyecto en ciernes sino más bien desde el entusiasmo de quienes veían
creíble en un futuro el sueño de una Europa con unas poblaciones de rapaces necrófagas recuperadas y conectadas entre sí.

El regreso del quebrantahuesos a los Alpes a raíz de la liberación de aves criadas en cautividad era uno de los éxitos inspiradores de Grefa, que a principios de los años noventa había emprendido el radio-seguimiento del buitre negro a través del Proyecto Monachus y había observado la tendencia de los ejemplares jóvenes a dispersarse lejos de las áreas de cría y campeo habituales de la especie, en el centro y sur ibéricos. Gracias a ello sabían que era habitual que algunas de esas aves alcanzasen el noreste peninsular e incluso llegasen más allá, como fue el caso de Iber, un buitre negro nacido en el valle de Lozoya (Madrid) que acabó asentándose en Cévennes.

Justo a mitad de camino entre estas dos colonias de buitre negro –una española y la otra francesa– se sitúa la Reserva Nacional de Caza de Boumort y el Espai Natural Muntanya d’Alinyà. A veces los sueños se cumplen y hoy en día esa nueva población anhelada es una realidad en estos enclaves del Pirineo catalán, fruto del esfuerzo conjunto desde hace varios años de una serie de organismos y asociaciones (ver cuadro), bajo la coordinación de la Generalitat de Cataluña. Otras comunidades autónomas, con un peso destacado de Extremadura, colaboran con la cesión de algunos de los buitres negros rehabilitados, tras sufrir alguna enfermedad o lesión, o criados en cautividad que se están utilizando en este proyecto de reintroducción.

Las primeras liberaciones de ejemplares se iniciaron en 2007 y, tres años después, en un tiempo récord para este tipo de proyectos, la pareja formada por la hembra Perla y el macho Portell ya criaba con éxito un primer pollo. A principios del verano de 2013 esta misma pareja pionera, junto con otras dos, están completando la crianza de sus respectivos pollos. Se les considera los más aventajados de una incipiente colonia con seis parejas ya formadas y unos efectivos totales de 24 ejemplares. Son los que han sobrevivido y se mantienen como “residentes” en Boumort, de los casi cincuenta que han sido reintroducidos tanto en esta reserva como en el otro enclave del Pirineo catalán –Muntanya de Alinyà– donde se desarrolla el proyecto, junto con los que han nacido de las parejas formadas.

Pie de foto: La hembra de buitre negro Neus descansa en el nido con uno de los pollos que se han marcado con emisor satelital esta temporada en la colonia de Boumort.

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