Artículos

La cooperación española en la cuenca del Mediterráneo

Objetivos y contenidos del programa Azahar

Miércoles 22 de octubre de 2014
Concluida la serie que hemos dedicado al programa Araucaria, centrado en América Latina, iniciamos con este artículo otra sobre el programa Azahar, impulsado asimismo por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y dirigido a concertar ayuda al desarrollo y conservación
de la naturaleza en la cuenca del Mediterráneo.


La población actual de los países ribereños del Mediterráneo supera los 430 millones de personas, cuando en 1970 era de 280 millones, lo que representa un incremento superior al 50% en los últimos 35 años. Las previsiones para el año 2035 cifran esta población en unos 520 millones de habitantes, lo cual refleja una clara desaceleración del crecimiento demográfico, aunque la mayor parte se concentrará en los países de la orilla meridional y oriental. En la zona litoral se asientan más de cien ciudades que superan los 100.000 habitantes y, de hecho, los principales núcleos urbanos del Magreb y del Mediterráneo oriental están localizados en la franja costera, que suele ser también la más fértil. La población urbana está creciendo de forma acelerada y desordenada, debido tanto a su propia dinámica como al éxodo rural, lo que genera graves presiones ambientales.

Por otro lado, las particulares condiciones de la cuenca del Mediterráneo permiten la existencia de numerosas especies endémicas, por lo que está considerada una de la regiones más biodiversas del mundo. Esta alta biodiversidad, tanto marina como terrestre, se encuentra gravemente amenazada por la fuerte presión que ejercen los procesos de desarrollo y el crecimiento demográfico. Además, la boyante industria turística también contribuye a producir graves alteraciones en el paisaje y los recursos naturales. Así pues, la conservación de la calidad ambiental se ha convertido en uno de los aspectos clave para el desarrollo humano de la región.

La heterogeneidad de la cuenca mediterránea se debe a su variedad climática, a la presencia de grandes macizos montañosos y a las 5.000 islas e islotes que jalonan sus costas, además de a una larga historia de usos de la tierra. Este conjunto de factores ha creado y mantenido una amplia gama de hábitats y ha hecho que la región mediterránea sea la segunda más rica en especies nativas del mundo después de los Andes. De hecho, alberga aproximadamente el 20% del total de las plantas vasculares del mundo, lo que supone unas 30.000 especies, de las cuales 13.000 habitan exclusivamente en los países ribereños. La variedad de reptiles, anfibios y mamíferos, algunos de ellos en serio peligro de extinción, es también muy alta. Cabe destacar asimismo la enorme importancia de la región para los pasos migratorios y, en concreto, el papel que cumplen los humedales costeros para las aves acuáticas.

Por otra parte, las aguas del Mediterráneo albergan el 6% de las especies marinas mundiales y, aunque buena parte de la fauna procede del Atlántico y del mar Rojo, el porcentaje de endemismos es asimismo elevado, de en torno al 28%.

Noticias relacionadas