Desde la antigüedad, las tridacnas o almejas gigantes han captado la atención de los naturalistas y su desmesurado tamaño ha alimentado todo tipo de leyendas.
Carlos M. Herrera tiene razón. Suele tenerla. La Ecología, con mayúsculas, no debe meter en el trastero la vieja y comprobada estrategia de estudiar a las especies en su medio natural. Por muy deslumbrantes que nos parezcan las nuevas herramientas...