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Resultados de un estudio iniciado en Andalucía hace tres años

¿Son las balsas de riego una alternativa para los anfibios?

Por Patricio Peñalver, David León, Melchor Juan, Irene Gallego, Francisca Fuentes, Edgar Prieto, Jesús Casas y Julia Toja

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
¿Son las balsas de riego una alternativa para los anfibios?
Ante el declive de charcas y lagunas naturales, las balsas de riego se han convertido en un refugio alternativo para los anfibios y otros muchos organismos acuáticos. Ahora bien, debido a su estructura y al hecho de estar sometidas al calendario agrícola, ¿son capaces de cumplir plenamente con su nuevo cometido? Un reciente estudio llevado a cabo en Andalucía parece demostrar que, con un mínimo de precauciones, las balsas de riego pueden acoger una notable biodiversidad.

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Las lagunas, tanto naturales como artificiales (por lo general, balsas de riego), son un recurso muy importante para conservar la biodiversidad de prácticamente todos los grupos de organismos acuáticos, desde las bacterias y las algas hasta los vertebrados. Por otra parte, escasean los estudios referidos a la tipología y la ecología de estas balsas de riego, o a su valor para la conservación, a pesar de que son estructuras muy numerosas. Esta nueva función resulta especialmente importante en las regiones áridas y semiáridas sometidas a una agricultura intensiva, como ocurre en Andalucía. Durante los últimos años, las lagunas artificiales están adquiriendo protagonismo como pequeños cuerpos de agua diseminados por la geografía andaluza, al mismo tiempo que desaparecen muchos humedales naturales, sobre todo los de agua más dulce. Por ejemplo, se ha calculado que Andalucía ha perdido el 46% de sus humedales naturales de mayor tamaño en los últimos cincuenta años, porcentaje que tendría que incrementarse hasta el 65% si incluimos también a los de menores dimensiones (1).

Durante las dos últimas décadas la Junta de Andalucía ha hecho un esfuerzo para inventariar los humedales naturales y hacer un seguimiento de su estado ecológico a través del Plan andaluz de humedales. Sin embargo, nuestros conocimientos sobre la biodiversidad que albergan las lagunas artificiales es pobre y todavía no hay estudios específicos al respecto. Por este motivo se diseñó el Plan de potenciación ambiental de pequeñas masas de agua artificiales de Andalucía, que desde 2007 viene ejecutando un equipo formado por investigadores de las universidades de Sevilla, Granada y Almería, coordinados por la empresa pública Egmasa y la Agencia Andaluza del Agua, con apoyo financiero de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

El objetivo último de dicho plan es estudiar la biodiversidad que albergan las lagunas artificiales para redactar después un manual de buenas prácticas ambientales que ayude a los agricultores a mantener sus balsas en el mejor estado ecológico posible. Podrían convertirse así en reservorios de biodiversidad, complementarios de los humedales naturales, y mejorarían al mismo tiempo la calidad del agua. Este tipo de gestión permitiría además reducir los gastos de mantenimiento, por ejemplo mediante un menor uso de plaguicidas y fungicidas o disminuyendo la frecuencia con la que se limpian los filtros.

Una de las metas de mayor interés es comprobar si los anfibios, un grupo en declive tanto a escala local como mundial (2), podrían verse favorecidos por la construcción de estos ecosistemas y cuáles serían los más idóneos.

Actualmente hay catalogadas 6.260 especies de anfibios en todo el mundo, 2.030 de las cuales (un 32’4%) se encuentran en peligro de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En Andalucía viven 18 de las 28 especies pertenecientes a la fauna ibérica, de las que 7 aparecen recogidas en el Libro Rojo de los vertebrados amenazados de Andalucía.
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