En los espacios verdes dentro de las grandes ciudades, los animales pueden vivir en condiciones similares al resto de la fauna silvestre y explotar los recursos del medio urbano. Parques y jardines constituyen auténticos “concentradores” de biodiversidad inmersos en un territorio a menudo adverso y, por ejemplo, pueden ser vitales para conservar la avifauna.
Sin embargo, los gestores de estas zonas verdes carecen a menudo de elementos de valoración objetiva tanto del estado de conservación como de la evolución de las comunidades de aves en los espacios de los que son responsables. Con el fin de solventar esta carencia, el Ayuntamiento de Madrid decidió crear en 1995 el Centro de Avifauna del Parque del Oeste.