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El urbano y vistoso alfilerillo

El urbano y vistoso alfilerillo
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
La hierba protagonista de este mes, el alfilerillo, destaca por su aprecio a las construcciones humanas, ruinas incluidas. Tanto es así, que se aprovecha de muros y edificios para ampliar su área de distribución, incluso en aquellos lugares donde la naturaleza del suelo no se lo permite.

J. Ramón Gómez
ramongomez@herbanova.es
LAS URBES ACTUALES parecen exigir orden y pulcritud: nada debe quedar al azar, a la sorpresa, a la improvisación. Incluso las zonas verdes y otros espacios libres son estáticos, inmaculados y estériles. Un esmero mal entendido que hace desaparecer cualquier signo de informalidad, hasta la exageración. Al igual que ya no se toleran playas con algas o echamos en falta amapolas y margaritas en los campos de cereal, tampoco tienen buena prensa las hierbas de la ciudad. Se diría que todo aquello que no haya sido puesto por el hombre carece de permiso. Pero, por fortuna, no todo está tan previsto. La naturaleza se abre paso incluso en ambientes urbanos y nuestras hierbas acompañantes invaden la ciudad con asombrosa diversidad. Allí donde no alcanza la mano del hombre, o al mínimo descuido, surge con espontánea alegría cualquier hierba.

Este es precisamente el caso del alfilerillo (Trachelium caeruleum), un bello endemismo del Mediterráneo occidental. Actualmente se encuentra disperso por la totalidad de las provincias costeras de la península Ibérica y también coloniza algunas de nuestras ciudades. Aunque se establece de forma natural sobre rocas y taludes húmedos, su afición por las grietas hace que pueda localizarse fácilmente en edificios históricos y muros de piedra en multitud de localidades mediterráneas. Esta cualidad le ha permitido, a pesar de ser una especie eminentemente calcícola, sortear sus limitaciones y arraigar en regiones de distinta naturaleza edáfica. Muchas ciudades históricas, como Santiago de Compostela, Braga o Roma, se encuentran invadidas de alfilerillos. Muros, iglesias, acueductos o el propio Coliseo romano han sido profusamente colonizados por esta planta. El estudio de tales construcciones ha permitido deducir que el empleo de argamasa con un alto contenido en cal parece ser el principal factor condicionante, lo cual explicaría la ausencia de esta hierba en el suelo de dichas ciudades, cuando es abundantísima en sus monumentos.

Pie de foto: La llamativa floración del alfilerillo (Trachelium caeruleum) hace que destaque como planta colonizadora de grietas y pequeños resquicios en numerosos edificios urbanos de toda España.
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