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OTRA VÍCTIMA DEL RECIENTE MAREMOTO EN ASIA

Dugón: la sirena de canto Triste

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Dugón: la sirena de 
canto Triste
Fuente de inspiración de
leyendas sobre sirenas
en medio mundo, el dugón

entona hoy en día un canto
triste por su paraíso
perdido. Peculiar donde

los haya, este mamífero marino apacible y
corpulento sufre la
destrucción de las costas africanas, asiáticas y del Pacífico donde vive. Los
devastadores efectos del reciente maremoto en el Océano Índico añaden
más incertidumbre a su
situación actual.
Se dice que la hembra de dugón (Dugong dugon), para alimentar a su cría, mantiene a ésta pegada al pecho, sujetándola con una aleta, al igual que una madre humana sostendría a su bebé con un brazo. Extremadamente tímido y con una cara provista de una prominente nariz achatada que no inspira sino ternura, este corpulento animal se sumerge de forma repentina, elevando su cola con apariencia de pez, cuando es molestado.

Por eso no sería de extrañar que el mito de las sirenas provenga de los relatos que los navegantes hacían de los dugones, popularmente conocidos como vacas marinas por la forma que tienen de alimentarse, pastando en la vegetación que enraíza en los fondos marinos arenosos. Durante siglos, los exploradores portugueses del sur de Asia hicieron correr historias sobre seres humanos que habitaban el mar y, seguramente, las sirenas de Homero sean los antepasados de los dugones que aún viven en las aguas del Mar Rojo. Mucho antes, de Madagascar a Nueva Guinea, ya abundaban las narraciones de metaformosis entre hombres y dugones.

Leyendas al margen, lo que sí sabemos es que este mamífero marino herbívoro es una de las cuatro especies del orden de los sirénidos que hay en nuestro mundo actual. Las restantes, de aspecto similar al dugón, son las tres especies de manatíes existentes: el norteamericano (Trichechus manatus), el amazónico (T. inunguis) y el africano (T. senegalensis).

El dugón es el único representante vivo de la familia de los dugóngidos –los manatíes pertenecen a otra– ya que la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas) se extinguió en el siglo XVIII debido a la caza abusiva, tan sólo treinta años después de haber sido descubierta como especie cerca de Alaska. Enorme, con unos ocho metros de longitud y cuatro toneladas de peso, estaba adaptada a vivir en aguas frías.
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