En 1990 vio la luz el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, a raíz de la aprobación el año anterior de la Ley 4/89 de Conservación. Nuestras dos tortugas terrestres autóctonas, la mediterránea (Testudo hermanni) y la mora (T. graeca), fueron incluidas en la categoría “De interés especial” y quedó prohibido mantener y criar en cautividad, así como vender, ambas especies.
En 1973 había sido firmado el Cites, que otorgó a ambas especies el máximo nivel de protección, al incluirlas en el Apéndice I de este convenio regulador del tráfico internacional de vida silvestre. Se impedía así la importación y venta fuera de nuestras fronteras de ejemplares capturados del campo.