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El Fapas intenta recuperar las abejas para salvar al oso pardo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Un proyecto pionero del Fapas trata de impulsar la polinización en la montaña cantábrica mediante la cesión de colmenares en Asturias, a través de acuerdos de custodia con particulares. Un colectivo con tantas raíces en el medio rural como el de los apicultores se une así a un gran proyecto de conservación que busca aumentar la cosecha de frutos silvestres para el oso pardo.
Hace unos veinticinco años, la aparición en Asturias del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) supuso una especie de revolución en el panorama conservacionista español. Fueron los primeros en poner en marcha y demostrar la viabilidad de medidas vitales para el oso pardo cantábrico, tales como el pago de indemnizaciones a los ganaderos dañados por el plantígrado, la lucha contra la caza furtiva y la regeneración de los hábitats oseros.
La especialidad del FAPAS ha sido siempre poner en evidencia las lagunas más evidentes en el trabajo con especies amenazadas, y su éxito se vio cuando esas actuaciones pioneras fueron asumidas en buena parte por los Gobiernos regionales con poblaciones oseras. Pero el Fapas es una auténtica factoría de ideas innovadoras, tan inevitables desde la óptica de la conservación que parece mentira que a nadie se les hubiese ocurrido antes.
La humilde abeja es la protagonista de uno de estos proyectos, que cuenta con el apoyo económico de la Fundación Biodiversidad. A mediados del pasado octubre, la revista Quercus fue invitada a conocer sobre el terreno los preparativos. A primera vista, puede parecer que uno está desperdiciando una oportunidad de oro cuando un equipo naturalista de la ONG española que más horas de campo acumula tras los rastros de la gran fauna cantábrica se presta a acompañarte por montes habitados por osos y urogallos... ¡para visitar colmenas! Un par de días antes de mi viaje a Asturias, Roberto Hartasánchez, presidente del FAPAS, se encarga de dejarme las cosas claras por teléfono: “Escúchame una cosa, que las abejas desaparezcan de nuestros valles puede traer una crisis ecológica para las zonas de montaña mucho mayor que la pérdida de una especie como el oso, así que de momento vamos a olvidarnos un poco de los animales emblemáticos”.
Aunque es algo que ha pasado bastante desapercibido, las poblaciones silvestres de abejas melíferas han sido devastadas por la varroa y otras enfermedades. Al azote de este ácaro parásito introducido por abejas asiáticas importadas a Europa, hay que unirle el abandono progresivo de la apicultura de montaña. La desaparición en la cordillera Cantábrica de los grandes polinizadores del mundo animal puede suponer una menor producción de frutos carnosos silvestres en arándanos, pudios, mostajos o cerezos, esenciales en la dieta del oso pardo. Una falta de alimento a la que son especialmente vulnerables las hembras, que afrontan un mayor riesgo de perder a sus oseznos
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