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Las reclamaciones falsas pueden obstaculizar la gestión y conservación del depredador

¿Son reales todos los daños atribuidos al lobo?

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
¿Son reales todos los daños atribuidos al lobo?
Con regularidad y por diferentes motivos, algunas reclamaciones de daños al ganado atribuidas al lobo no son reales, e incluso en algunas áreas suponen porcentajes importantes del total de solicitudes de indemnización. Estas manifestaciones, si no se detectan y se reducen en lo posible, pueden fomentar una mayor conflictividad social con el depredador y obstaculizar su gestión y conservación.

por Javier Talegón, Ángel Nuño, Xurde Gayol y Jorge Echegaray

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Una de las necesidades más importantes en la gestión del lobo (Canis lupus) es disponer de datos fiables de las pérdidas numéricas y económicas generadas por los ataques al ganado. De hecho, las estadísticas de daños pueden ser útiles para el seguimiento de este depredador, a la hora de detectar su presencia o localizar unidades familiares. También sirven para valorar la efectividad de algunos sistemas preventivos o realizar, si llega a ser necesario, la traslocación o el control letal de ejemplares con argumentos sólidos. Sin embargo, en España las estadísticas de daños del lobo aún están muy lejos ser fiables y responden generalmente a estimaciones o extrapolaciones (1).

La ganadería sufre pérdidas derivadas de causas naturales, enfermedades, infecciones, trastornos metabólicos, traumatismos, intoxicaciones, picaduras de serpientes y accidentes, entre otros factores. Pero por motivos tales como recibir una compensación por esas pérdidas (en ocasiones no cubiertas económicamente), aumentar el valor de las indemnizaciones o evitar ciertas responsabilidades (por ejemplo, emanadas de un ataque de perros domésticos), a veces se intenta atribuir a los lobos pérdidas derivadas de otras causas (2).

La mayoría de los argumentos empleados en la gestión del lobo derivan de aspectos puramente sociales, como los ataques al ganado y la conflictividad emanada de éstos (3). Por eso es tan importante intentar excluir las reclamaciones falsas de las estadísticas de daños. Además, si no se atajan inicialmente, pueden convertirse en otras nuevas y reiteradas de manera que den lugar a un problema enquistado. También pueden distorsionar la gestión del lobo, por ejemplo al aumentar las autorizaciones de control de ejemplares para reducir daños que ni siquiera han existido.

Uno de los criterios orientadores de la Estrategia Nacional de Conservación y Gestión del Lobo es precisamente perseguir el fraude asociado a los daños ocasionados por la especie. Éstos tienen además su reflejo en los medios de comunicación como fruto de ataques del depredador, que acaban elevando la conflictividad social (ver la sección “Tribuna” en este mismo número de Quercus). El alcance real de las reclamaciones falsas es desconocido y sólo se han publicado algunos datos correspondientes a la provincia de Zamora (2).
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