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TRIBUNA Juan Fernández juangff@gmail.com

El seguimiento de lo inmóvil

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Los enebros van ganando altura en la ladera segoviana de Peñalara, señal de que las condiciones ambientales en la cima están haciéndose más favorables para la especie (foto: Juan G. Fernández).
Los enebros van ganando altura en la ladera segoviana de Peñalara, señal de que las condiciones ambientales en la cima están haciéndose más favorables para la especie (foto: Juan G. Fernández).
La importancia de los proyectos de seguimiento de flora aumenta cuando los procesos de cambio se acentúan. Pero, ¿disponemos de una estructura adecuada para llevarlos a cabo? Dada su magnitud e importancia, la participación de voluntarios en este tipo de trabajos es una pieza clave.
La historia natural está llena de esfuerzos por inventariar la biodiversidad, por conocer qué hay aquí y ahora. Por suerte, o por desgracia, mucho queda por hacer en este sentido. Es muy probable que aún nos quede por describir más de la mitad de la biodiversidad planetaria, sin contar la diversidad microbiana.

Sin embargo, hasta ahora, muchos menos esfuerzos se han invertido en el seguimiento de la biodiversidad, en el qué hay ahora en relación con lo que había antes y lo que habrá en el futuro. Se trata, por tanto, de evaluar la variación de la distribución de las especies en largos periodos de tiempo. Y no sólo de las más amenazadas, también de las más comunes, que pueden aportar información sobre la tendencia generalizada de un grupo de organismos a expandirse, desplazarse o, sencillamente, a desaparecer de un hábitat determinado. Esto, además, supone moverse en dos niveles distintos: por un lado en un nivel específico, considerando la especie globalmente; y por otro lado, en un nivel poblacional, entendiendo que cada población suele presentar su propia idiosincrasia, que habrá que conocer y entender adecuadamente.

El seguimiento de especies, poblaciones y hasta individuos es algo frecuente si hablamos de vertebrados, pero realmente poco común si se trata de otro tipo de organismos. Esta “ventaja comparativa” de los proyectos dedicados, por ejemplo, a la macrofauna se traduce en más financiación por parte de las instituciones, consecuencia a su vez de un mayor apoyo social. Que haya voluntarios dispuestos a colaborar en ellos constituye también un elemento catalizador. Muchos de nosotros hemos participado alguna vez en estos días de campo, fascinados en la contemplación de las aves en vuelo o silenciosamente abstraídos escuchando la berrea de los corzos en el atardecer.
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