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Cambios que no cambian nada

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Como nos temíamos, las buenas perspectivas que se vislumbraban con la reforma de dos políticas estratégicas europeas, la agrícola y la pesquera, han terminando cediendo a los intereses inmediatos de quienes dominan ambos sectores. Los ingleses tienen una expresión para referirse a este tipo de soluciones: Business as usual; es decir, seguimos como hasta ahora aunque todos sepamos que es un camino sin salida. Los españoles podríamos rematarlo con un dicho mucho más contundente: “el que venga detrás, que arree”. Lo grave es que, quienes tienen la obligación de velar por el bien común, o sea, nuestros representantes políticos nacionales y europeos, se hayan plegado una vez más a las presiones corporativas. No con demasiado sacrificio, bien es cierto. Las innovaciones les dan más reparos que la continuidad.
Ecologistas en Acción lo ha manifestado de forma muy explícita: “la PAC (Política Agrícola Común) protege al especulador y margina a quienes nos alimentan”. Beneficia a los terratenientes, a las empresas agroquímicas, a la agricultura intensiva y a las grandes cadenas de distribución. Perjudica a los pequeños agricultores, a lo que queda del mundo rural y, sobre todo, a los consumidores. La nueva PAC, en contra de sus postulados, no es ni más verde ni más justa.

Otro tanto podría decirse de la Política Pesquera Común (PPC). A pesar de las cautelas científicas, ha vuelto a prevalecer el mercado. La acuicultura y la pesca industrial salen reforzadas, mientras se aplazan en el tiempo cuestiones clave como la sobreexplotación de los caladeros y el control de los descartes pesqueros. En resumen, no ha habido tales reformas y sí una nueva vuelta de tuerca en el devenir de las políticas ultraliberales.

En el ámbito interno seguimos los mismos derroteros, como queda de manifiesto en las ¿nuevas? propuestas para dos planes hidrológicos en proceso de revisión, los del Ebro y el Tajo. En este terreno los negocios también siguen su cadencia habitual. Nada de limitar la demanda, mucha obra hidráulica y, si hay que hacer algún esfuerzo, que sea para fomentar el regadío y el turismo costero. SEO /BirdLife va aún más lejos y, en el caso concreto del plan hidrológico del Ebro, denuncia que “España deja de lado su responsabilidad como Estado miembro de la Unión Europea de cumplir la Directiva Marco del Agua y otras directivas europeas de conservación de la naturaleza, como la Directiva de Aves y la de Hábitats”. Lo cual podría acarrear posibles multas y la congelación de fondos europeos.

Ante semejante panorama, parece que cobra valor aquella célebre frase del príncipe Fabrizio de Salina en El Gatopardo: “si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”. Nunca alguien poderoso ha dejado tan clara su estrategia para defender el statu quo. Lo primero es proponer la reforma, lo cual ya tiene visos de cambio. Lo segundo, debatirla y darle toda la publicidad posible, de manera que los pretendidos cambios parezcan reales. Lo tercero, descafeinarla a fondo. Y, finalmente, vender como un avance lo que no lo es en absoluto. Es uno de los riesgos del modelo informativo vigente, en el que se presta más atención a las declaraciones que a los hechos. Así es muy fácil dar gato por liebre.
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