Imaginemos unas instalaciones por las que pasasen anualmente varios miles de aves, mamíferos, anfibios y reptiles heridos, enfermos o que necesitasen ayuda y atención por los más diversos motivos, en las que trabajase un amplio equipo de veterinarios, rehabilitadores y rescatistas de animales, biólogos y otros profesionales, ayudados por toda una pléyade de voluntarios. Imaginemos también que todo ese potencial sirviese además para llevar a cabo en España y en otros países proyectos destinados a recuperar poblaciones amenazadas o desaparecidas de la fauna autóctona en su propio hábitat natural. No sería impensable tampoco suponer que toda esa actividad pudiera ser una fuente de experiencia para formar a estudiantes o recién licenciados que deseasen especializarse en la materia o bien mostrarla a niños, jóvenes, familias y a la ciudadanía en general a través de un programa de educación ambiental al que se apuntasen anualmente miles de personas. Imaginemos incluso que todo esto no lo llevase a cabo un organismo público o una empresa, a los que se les supone con recursos para ello, sino una ONG. ¿Quién no querría algo así en su ciudad o municipio?
Pues bien, en nuestro país tenemos la fortuna de no una, sino varias iniciativas que responden con toda exactitud a este esquema casi utópico. La de mayor actividad y trayectoria en el tiempo es sin duda el Hospital de Fauna Salvaje que el Grupo para la Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa), creado en 1981, se encarga de gestionar en Majadahonda, un municipio cercano a Madrid capital.
La principal zona verde de Majadahonda, un extenso y agradable pinar adehesado conocido como el Monte del Pilar, acoge este centro de recuperación de animales salvajes con el que cualquiera soñaría. Sin embargo, en estos días el hospital de fauna de Grefa es objeto de gran atención pública y mediática por algo bastante más prosaico: la intención anunciada por el Ayuntamiento de Majadahonda de cancelar a finales de este año 2023 el acuerdo de colaboración que tiene con Grefa y que con una vigencia en principio de veinticinco años sustenta la actividad del hospital de fauna en el Monte del Pilar.
La ONG ha reaccionado con la campaña #GREFAsequeda, que ha acaparado gran atención mediática y ha logrado en pocos días el apoyo de más de veinte mil firmas a través de una petición online. Grefa entiende que el controvertido acuerdo no empieza a contar desde su firma en 1998 sino desde 2007 (por lo tanto caducaría en 2032), cuando la asociación pudo trasladarse al nuevo hospital de fauna, tras varios años esperando a que fuera construido. Posiblemente debido a la presión social, el Ayuntamiento de Majadahonda, con su nueva alcaldesa a la cabeza, se ha aprestado a sentarse a negociar con Grefa y buscar cuanto antes una solución consensuada, después de demasiados años en los que este conflicto larvado había dado lugar a toda una sucesión de desencuentros entre el anterior alcalde y la ONG.
Al margen de las diferencias legales y administrativas que pueda haber, es difícil entender por qué está siendo tan complicado encontrar la manera de que un proyecto como el de Grefa siga activo, cuando no pocos vecinos y vecinas de Majadahonda están orgullosos de contar en su municipio con uno de los hospitales de animales salvaje más avanzados de Europa. Por no hablar de sus trabajadores, voluntarios, socios y padrinos de fauna, expectantes y preocupados por el curso de los acontecimientos, como también lo están los organismos, entidades, universidades y empresas que colaboran con los proyectos de Grefa.
En Quercus llevamos literalmente décadas difundiendo la contribución imprescindible que las ONG de conservación han hecho y hacen en la defensa y recuperación de nuestra biodiversidad. Algo que a menudo llevan a cabo ampliando –o incluso enmendando la plana– a la labor que las administraciones públicas en el desarrollo de las competencias que les son propias deberían hacer. Que Grefa se quedase en el Monte del Pilar, además del desenlace más práctico y coherente a todo este embrollo, sería un reconocimiento más que merecido a todo ese sector de la sociedad dedicado en cuerpo y alma a la conservación de la naturaleza.
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