Hace ahora justo un año, durante el invierno 2016-2017, instalamos un comedero para aves en una zona rocosa de la Ribera d’Ebre, comarca costera de Tarragona. Entre los alimentos que incluíamos cabe destacar a los gusanos de la harina, más conocidos como “tenebrios” (Tenebrio molitor). En los cuencos donde depositamos la comida, dejamos también pan y alguna magdalena para que los tenebrios pudieran estar más tiempo disponibles para las aves. Y, ya de paso, para favorecer a algunas especies que ingieren directamente migas de pan.
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