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Sombras sobre el futuro de las rapaces madrileñas

Por Federico Roviralta

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El desarrollo urbanístico y de infraestructuras viarias conlleva un impacto notable sobre áreas de cría y alimentación de rapaces. Así se deduce de un reciente censo sobre este grupo de aves, realizado en la vertiente madrileña de la sierra de Guadarrama, sometida a una creciente presión humana.
Ante la amenaza sobre los ecosistemas de media montaña de la Comunidad de Madrid que suponen las grandes infraestructuras y el desarrollo urbanístico de los pueblos serranos, he querido conocer la influencia de estos proyectos en la comunidad de rapaces diurnas, tanto sobre las masas forestales en las que asientan sus nidos como en las zonas aledañas donde se alimentan.

Durante la primavera y el verano de 2006, realicé por iniciativa personal un censo de la población reproductora de estas aves en un sector de cien kilómetros cuadrados de la vertiente madrileña de la sierra de Guadarrama. Es una zona de piedemonte que asciende desde 890 hasta 1.250 metros, con una orografía suave, sólo rota por algunos cerros y montes que llegan hasta los 1.300-1.400 metros.

El paisaje se compone de un mosaico heterogéneo de hábitats, con las zonas altas cubiertas por manchas de pinar de repoblación y melojar, así como áreas despejadas con pastizales y matorral. En las partes bajas alternan zonas urbanizadas, que ocupan más del 20% de la superficie, con fresnedas, praderías y algunas manchas de encinas y carrascas.

Se han localizado 41 parejas de rapaces diurnas. Pertenecen a diez especies lo que supone la mitad de las registradas como reproductoras en la Comunidad de Madrid. Además de estas diez, observadas con comportamiento de cría, también se avistaron halcones peregrinos (Falco peregrinus) y alcotanes europeos (Falco subbuteo) pero sin indicios de cría. Buitres leonados (Gyps fulvus) y buitres negros (Aegypius monachus) sobrevuelan continuamente los campos de la zona de estudio buscando alimento y un águila imperial (Aquila adalberti) adulta fue observada campeando durante el verano de 2005.

Esta alta diversidad de rapaces está relacionada con el paisaje forestal heterogéneo existente, si bien hay diferencias entre la disponibilidad de algunos tipos de arboledas y el uso que hacen de ellos las rapaces para situar los nidos .
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