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De viaje con mi hija a la Sierra de la Culebra

En el centro, Rubén Ezquerra, lector de Quercus que ganó en 2018 el viaje lobero sorteado por nuestra revista y la empresa Llobu. Le acompañan su hija Elena y Javier Talegón.
En el centro, Rubén Ezquerra, lector de Quercus que ganó en 2018 el viaje lobero sorteado por nuestra revista y la empresa Llobu. Le acompañan su hija Elena y Javier Talegón.

Por Rubén Ezquerra

martes 01 de enero de 2019, 20:35h

Durante la 5ª edición de la feria de observación de la naturaleza MADbird, que se desarrolló del 8 al 10 de junio de 2018 en el Paseo del Prado de Madrid, me acerqué al stand de la revista Quercus, de la que soy lector desde su primer número. Cuando ya me iba, me invitaron a participar en el sorteo de un viaje a la Sierra de la Culebra. Se trata de un premio que Quercus ofrece a sus lectores en MADbird, en colaboración con la empresa Llobu Ecoturismo, con el atractivo de una salida para ver lobos en libertad. Un par de días más tarde me llamó Rafael Serra, director de Quercus, para notificarme que este año el ganador había sido yo. Como ya conocía Llobu de otras ocasiones en las que había estado por esa parte de la provincia de Zamora, me puse en contacto con Javier Talegón para concertar una fecha para la actividad. Así, la mañana del pasado 26 de octubre, aún de noche y acompañado de mi hija Elena, nos encontramos en el lugar acordado.

Después de un buen rato oteando la extensión de terreno que teníamos ante nosotros, los lobos parecían especialmente esquivos. Sin embargo, pudimos escuchar y ver a algún macho de ciervo en berrea tardía, los últimos coletazos del año de otro de los espectáculos de esta sierra. Pero por fin apareció un lobo adulto por un camino, a lo lejos. Un poco más tarde vimos otro, quizás un subadulto, en una parcela recién arada y, en un claro rodeado de brezo, otro par de individuos de unos cinco meses, según nuestro guía, dadas las fechas en las que estábamos.

Por la tarde, en una segunda espera, conseguimos ver de nuevo varios lobos más que se desenvolvían con total tranquilidad por la zona, donde había cierto trasiego de vehículos, en algún caso realizando labores agropecuarias.

Compartir esta actividad con mi hija fue algo fantástico, ya que para ella eran los primeros lobos que veía. Una experiencia que agradezco tanto a la revista Quercus, que me ha acompañado prácticamente toda la vida, como a Llobu, empresa con la que he compartido ya tres excursiones loberas en los últimos años.

Más información, en www.llobu.es

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