De la Casa de Fieras del Retiro al Zoo de la Casa de Campo

Por Francisco Gragera

Una centuria, ya se trate en la existencia de una persona o de una entidad, da para mucho. Máxime si ese periodo de tiempo transcurre entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, una etapa de nuestra historia reciente repleta de avances y retrocesos ligados a los cambios sociales y políticos registrados en la ciudadanía española. Gracias a la proliferación de rotativos que abarrotaron los quioscos de prensa de aquella época hoy podemos conocer con detalle los avatares por los que atravesaron las instalaciones y los animales que formaron parte de la popular Casa de Fieras del Retiro madrileño.

En el año 1868 el Ayuntamiento de Madrid se hizo cargo del Real Sitio del Buen Retiro como consecuencia de la revolución que destronó a la reina Isabel II, optando la corporación municipal por construir un recinto zoológico más amplio donde antaño estuvo la denominada Casa de Fieras, creada por Fernando VII al trasladar los animales residentes en el Jardín de Aclimatación situado entonces en el vecino solar del Jardín Botánico. La mayoría de aquellos ejemplares procedían de las colonias españolas de ultramar. En 1860 habían enviado desde La Habana “un tigre de Nueva-Granada (jaguar), cuatro faisanes mejicanos, ocho nutrias carabalíes (jutías) y una tortuga carey”. Unos años después llegaron al puerto de Alicante “dos gacelas, dos flamencos, varias gallinas de rara y hermosa pluma, algunas perdices y otros varios animales no menos notables”, además de “dos kangaroos y algunos otros animalitos” enviados por el cónsul español en Gibraltar.

AUTOR:
Francisco Gragera Díaz es un veterano naturalista, investigador y escritor. Autor de más de una docena de libros, algunos de ellos sobre la naturaleza en la Baja Extremadura, el lobo y las aves ibéricas, ha publicado doscientos artículos en diferentes diarios y revistas, incluida Quercus.

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