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Inicios de Phoracantha

Asamblea improvisada por los ocupantes de Cabañeros en mayo de 1983 (Foto: Antonio Sacristán).
Asamblea improvisada por los ocupantes de Cabañeros en mayo de 1983 (Foto: Antonio Sacristán).
domingo 29 de abril de 2018, 19:38h

En mayo de 1983, hace ahora 35 años, un misterioso grupo de activistas ocupó la finca de Cabañeros, que iba a convertirse en polígono de tiro para el Ejército del Aire. Pretendían lo que hoy en día es ya una realidad, que aquellas tierras fueran declaradas parque nacional.

Por Benigno Varillas

En diciembre de 1979 el PSOE organizó una jornada ambiental en Madrid a la que acudió Alfonso Guerra. Poco antes, Artemio Precioso, héroe de guerra republicano que se hizo pacifista y ecologista, me había invitado a cofundar el Centro de Estudios Socio-Ecológicos (CESE), en el que aglutinó a Pedro Costa Morata, Miguel Gil, Fernando Martínez Salcedo y otros ecologistas. El CESE trabajó para que el PSOE se involucrara en lo ambiental. En aquella jornada de 1979, Artemio se empeñó en que un servidor, redactor de Ecología del diario El País, entrevistara a la estrella de la reunión, Alfonso Guerra. La pregunta clave fue: ¿El PSOE, en el Gobierno, eliminaría el poder corporativista de los colegios de ingenieros de Montes, Agrónomos y de Caminos? Contestó con un rotundo sí. Los ingenieros del ICONA, el IRYDA y el MOPU dominaban los organismos que masacraban entonces la naturaleza.

Antes de las elecciones de 1982, Humberto da Cruz reunió en el Club Internacional de Prensa de Madrid a representantes de los partidos para que expusieran su programa ambiental. Allí le pregunté a Concha Sáez, portavoz de los socialistas: si gana el PSOE ¿eliminará el ICONA? Y, delante de todos, dijo que sí. El PSOE ganó. Pasados los primeros cien días en el poder, entrevisté al nuevo director socialista del ICONA, Ángel Barbero. Le pregunté por qué no cumplía lo prometido y cambiaba a los ingenieros que seguían roturando para plantar pinos. Barbero, ingeniero de montes, estaba más comprometido con sus compañeros que con el cambio. Así que cuando, poco después, el subsecretario de Estado socialista expulsó de una sesión de la CIMA a dos ecologistas y a dos periodistas que estábamos en la sala, vi que el PSOE solo cumpliría si se le obligaba con la lucha en la calle.

Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.

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