Los valles del sur de Aragón albergan las mayores masas de chopo cabecero en Europa, donde son toda una seña de identidad del paisaje rural. Una fiesta se celebra cada año en un lugar distinto de la provincia de Teruel en honor a estos árboles trasmochos y congrega a cientos de participantes. Van ya seis ediciones.
Por Chabier de Jaime Lorén
Desde la Bureba burgalesa hasta el Rincón de Ademuz los álamos negros trasmochos forman parte del paisaje agrícola en los valles de la cordillera Ibérica. El sur de Aragón, donde se conocen como chopos cabeceros, es el territorio en el que alcanzan su mayor esplendor. Cultivados y cuidados desde hace siglos, estos árboles han proporcionado madera de obra, leña y forraje a generaciones de campesinos.
A turnos de doce años eran desmochados, es decir, podados de todas sus ramas, nacidas generalmente a una misma altura sobre el tronco. Este sistema de manejo les permitía alcanzar grandes dimensiones y rasgos seniles precoces, desarrollar huecos en el tronco y acumular gran cantidad de madera muerta. Muchos son árboles añosos, algunos de dimensiones monumentales y todos ellos ofrecen hábitats a la vida silvestre en ambientes en los que casi no hay otra oportunidad.
Autor: Chabier de Jaime Lorén (
cdejaime@educa.aragon.es), profesor de instituto en Calamocha (Teruel), ha participado en numerosos proyectos para la conservación y valoración de los chopos cabeceros.
Más información, en www.chopocabecero.com