Censo, tendencia y parámetros reproductivos de una población en declive
Águila perdicera: alarma en Castellón
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Águila perdicera posada en una atalaya (foto: José Julián Rico). |
martes 27 de enero de 2015, 13:51h
A diferencia de otras grandes rapaces ibéricas, el águila perdicera es la única que no sigue una tendencia favorable en España. Resumimos aquí los resultados de trece años de seguimiento de la especie en la provincia de Castellón. Durante ese periodo, entre 2002 y 2014, el número de parejas reproductoras ha disminuido en un 25%, pasando de 29 a 22 los territorios ocupados. Los parámetros reproductores también indican una tendencia negativa y ha aumentado el número de territorios ocupados por ejemplares subadultos. Detrás del declive observado podría estar una combinación de causas, entre ellas el incremento de la mortalidad adulta por persecución directa y electrocución, la pérdida de hábitat adecuado para la cría y la disminución de presas, así como un aumento general de molestias en las zonas de reproducción debido a actividades recreativas, en especial la escalada.
Por Pascual López-López, Clara García-Ripollés, Francisco García, José Miguel Aguilar y Ramón Prades
Transcurridos trece años desde que en 2002 iniciáramos el seguimiento de la población reproductora de águila perdicera (Aquila fasciata) en la provincia de Castellón, disponemos ya de una imagen realista que nos permite describir y cuantificar la tendencia que ha seguido la especie en los últimos años. Ampliamente distribuida desde el Mediterráneo occidental hasta el sureste de Asia, el águila perdicera tiene uno de sus principales bastiones en la península Ibérica, ya que entre el 75 y el 80% de la población europea se reproduce en España y Portugal. El censo más reciente, coordinado en nuestro país por SEO/BirdLife en 2005, estimaba una población de 733-768 parejas reproductoras (1) y ya apuntaba tendencias negativas en diferentes subpoblaciones del interior y el norte peninsular. Por el contrario, la perdicera se mantenía estable e incluso registraba ligeros incrementos a lo largo de todo el arco mediterráneo, desde Málaga hasta Girona.
A pesar de los considerables esfuerzos y recursos dedicados a su conservación, tanto en forma de actuaciones concretas dentro de proyectos LIFE como en planes de acción, conservación y recuperación aprobados por las diferentes administraciones autonómicas, la especie está actualmente al borde de la desaparición en amplias zonas de Castilla y León, País Vasco, La Rioja, Madrid y buena parte de Aragón.