Este comportamiento, en una especie que se alimenta de excremento de vertebrados, facilita la germinación de las bellotas. Dado que los coleópteros empiezan a consumirlas por la parte más alejada del embrión y no las devoran del todo, muchas semillas pueden generar nuevas plántulas.
El estudio que describe este hallazgo se ha realizado en el Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz) por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, de Madrid, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla y de la Universidad de Alicante.