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Un conflicto con muchos dientes

En la foto de la izquierda, perro pastor de Anatolia al frente de un rebaño de cabras bóer, productoras de una carne muy apreciada en Namibia y Suráfrica. Al fondo se vislumbra la meseta de Waterburg, que se eleva sobre las llanuras del Kalahari, en la parte oriental de Namibia.
A la derecha, guepardo equipado con un collar radiotransmisor que recopila datos sobre sus movimientos para una organización dedicada a la conservación de esta especie (www.cheetah.org). Los guepardos evitan acercarse a los rebaños si están protegidos por perros guardianes (fotos: Laurie Marker).
En la foto de la izquierda, perro pastor de Anatolia al frente de un rebaño de cabras bóer, productoras de una carne muy apreciada en Namibia y Suráfrica. Al fondo se vislumbra la meseta de Waterburg, que se eleva sobre las llanuras del Kalahari, en la parte oriental de Namibia. A la derecha, guepardo equipado con un collar radiotransmisor que recopila datos sobre sus movimientos para una organización dedicada a la conservación de esta especie (www.cheetah.org). Los guepardos evitan acercarse a los rebaños si están protegidos por perros guardianes (fotos: Laurie Marker).
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
Las zonas rurales dedicadas a la ganadería extensiva forman parte
del paisaje natural. Es inevitable, por tanto, que se produzcan interacciones entre seres humanos, ganado y depredadores salvajes. Esta coexistencia es aún un problema de conservación sin resolver.

Salvador Herrando Pérez
perez@adelaide.edu.au >herrando-perez@adelaide.edu.au >herrando-perez@adelaide.edu.au >salvador.herrando-perez@adelaide.edu.au
CUANDO DOS ESPECIES, individuos, partidos políticos o empresas quieren lo mismo, o comparten (si se puede) o compiten. El hecho de que la dieta de los seres humanos y del resto de las especies carnívoras contenga proteínas de origen animal ha creado una relación trófica que perdura desde hace milenios. Hoy en día, águilas, coyotes, leones, lobos, mapaches y un largo etcétera son noticia por sus ataques al ganado y a las aves de corral –incluso a personas– en los cinco continentes.

Este problema global no sólo es económico, sino que también tiene vertientes culturales, emocionales, políticas y sanitarias (1-4). Por ejemplo, algunos carnívoros son reservorios de enfermedades del ganado y contribuyen a la dispersión de microbios patógenos (5, 6).

Opciones de gestión
Los gestores de recursos naturales han utilizado tres estrategias para afrontar el conflicto entre los depredadores y los ganaderos (7). Dichas estrategias se aplican en función de balances coste-beneficio y del estatus de conservación de las especies implicadas. La primera estrategia es la erradicación, que considera nocivo y sin valor al depredador y trata de eliminarlo. La segunda estrategia, la regulación, fija cuotas, lugares, fechas y métodos de captura en un escenario de caza controlada. La preservación, por último, suele aplicarse a los depredadores que son raros o están amenazados, a menudo en áreas protegidas, y va acompañada de seguimiento de la especie y prevención de su caza furtiva y del comercio ilegal. Como complemento, en muchos países los ganaderos reciben compensaciones económicas por las pérdidas de ganado (8). Pero, para evitar los ataques, son numerosos los expertos que abogan por medidas no letales que modifiquen el comportamiento de las personas, del ganado o de los propios depredadores (2, 7). Un ejemplo es el uso de perros guardianes (9).

Bibliografía
(1) Kellert, S.R. y otros autores (1996). Human culture and large carnivore conservation in North America. Conservation Biology, 10: 977-990.
(2) Shivik, J.A. (2006). Tools for the edge: what’s new for conserving carnivores? BioScience, 56:
253-259.
(3) Bergstrom, B.J. (2011). Endangered wolves fall prey to politics. Science, 333: 1.092.
(4) Dickman, A.J. (2010). Complexities of conflict: the importance of considering social factors for
effectively resolving human-wildlife conflict. Animal Conservation, 13: 458-466.
(5) McDonald, R.A. y otros autores (2008). Perturbing implications of wildlife ecology for disease control. Trends in Ecology & Evolution, 23: 53-56.
(6) Thirgood, S. (2009). New perspectives on managing wildlife diseases. Journal of Applied Ecology, 46: 454-456.
(7) Treves, A. y Karanth, K.U. (2003). Human-carnivore conflict and perspectives on carnivore management worldwide. Conservation Biology, 17: 1.491-1.499.
(8) Dickman, A.J. y otros autores (2011). A review of financial instruments to pay for predator conservation and encourage human-carnivore coexistence. Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA, 108: 19.836.
(9) Gehring T.M. y otros autores (2010). Livestock protection dogs in the 21st Century: is an ancient tool relevant to modern conservation challenges? BioScience, 60: 299-308.
(10) Marker L.L. y otros autores (2005). Perceived effectiveness of livestock-guarding dogs placed on Namibian farms. Rangeland Ecology & Management, 58: 329-336.
(11) Karlsson, J. y Sjöström, M. (2007). Human attitudes towards wolves, a matter of distance. Biological Conservation, 137: 610-616.
(12) Estes, J.A. y otros autores (2011). Trophic downgrading of Planet Earth. Science, 333: 301-306.
(13) Ritchie, E.G. y otros autores (2012). Ecosystem restoration with teeth: what role for predators? Trends in Ecology & Evolution, 27: 265-271.
(14) Meriggi A. y Lovari, S. (1996). A review of wolf predation in Southern Europe: does the wolf prefer wild prey to livestock? Journal of Applied Ecology, 33: 1.561-1.571
(15) Valeix, M. y otros autores (2012). Behavioural adjustments of a large carnivore to access
secondary prey in a human-dominated landscape. Journal of Applied Ecology, 49: 73-81.
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