Madrid da la espalda al lince
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:53h
El positivo dado por el análisis genético de las heces de lince ibérico realizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales es el último y más sonado testimonio científico del valor ecológico de los encinares y pinares del suroeste de la Comunidad de Madrid. Pero antes hubo otros también muy importantes, como el que representó el estudio de impacto ambiental elaborado por medio centenar de científicos sobre estos mismos bosques mediterráneos.
Las conclusiones de ese estudio eran tan obvias que, en noviembre de 2000, el Gobierno madrileño, presidido en aquel entonces por Alberto Ruiz Gallardón, decidió enterrar el proyecto de desdoblamiento de la carretera M-501: una autovía a través de esos montes excepcionales, con águilas imperiales, buitres negros y cigüeñas negras, era injustificable. Pero si los argumentos de entonces no sirvieron para impedir que, ya con Esperanza Aguirre a la cabeza del Ejecutivo regional, resucitase el polémico proyecto, difícil va a ser que ahora se paralice a pesar de la confirmación de la presencia de lince.
Desdoblar la M-501 en los tramos más frágiles y valiosos de su trazado, tal y como parece que se va a hacer en breve, puesto que las obras ya han sido adjudicadas, no sólo favorecerá la extinción definitiva del felino en la zona. En un momento en el que se están empezando a vislumbrar los lugares donde se abordarán dentro de pocos años las primeras reintroducciones de la especie, se van a cerrar muchas de las posibilidades de que el suroeste de Madrid sea uno de ellos.
Un proyecto con similares connotaciones es el de la prevista autovía entre La Espina (Asturias) y Ponferrada (León), que cruza el Parque Natural de las Fuentes del Narcea y amenaza el mejor reducto de fauna cantábrica, con poblaciones muy importantes de osos y urogallos. Para reducir el impacto, se está estudiando la alternativa de una carretera más modesta y ecológicamente respetuosa en el tramo que pasa por este espacio protegido. En la M-501, sin embargo, la obsesión por ofrecer el acceso más rápido y cómodo, a pesar de estar claramente sobredimensionado, a nuevos desarrollos urbanísticos consistentes en miles de viviendas previstas, ha impedido llevar a cabo opciones menos lesivas para el medio ambiente.
Mientras se celebra el éxito del nacimiento, durante dos temporadas consecutivas, de las primeras camadas de la especie criadas en cautividad, los montes madrileños, a pesar de su vocación lincera, están a punto de quedarse descolgados del hito que para la historia de la conservación en Europa supondrá la colonización de territorios antiguos o residuales del carnívoro con ejemplares nacidos en El Acebuche u otros centros parecidos que se pongan a producir linces en los próximos años.
Otros lugares con buenas condiciones de hábitats para acoger en el futuro animales reintroducidos pueden sucumbir ante otras M-501 que, en forma de las más diversas amenazas, puedan gravitar sobre ellos. Así que, o empezamos a conservar y proteger estos futuros santuarios de linces como si éstos ya estuvieran campeando por ellos o nos arriesgarnos a acumular un vistoso stock de animales cautivos, pero inservible, sin suficientes sitios adecuados para liberarle y dar cumplimiento a las expectativas de recuperación de la especie puestas sobre él.