Los humedales esteparios de La Mancha, a pesar de haber llegado a nuestros días bastante modificados por la actividad humana, forman un mosaico de ecosistemas muy peculiares, con una elevada diversidad biológica, que los convierte en únicos y los avala para haber sido catalogados y protegidos a nivel internacional. De hecho están integrados en la Red Natura 2000, están incluidos en la Lista Ramsar y han sido declarados Reserva de la Biosfera, eso sin contar con otras figuras de protección de tipo nacional o regional.
El origen de muchos humedales manchegos está en los fenómenos de sedimentación de las sales. Las formaciones que se originan todos los años cuando se llegan a desecar –crestas de sales, costras salinas, grietas y abombamientos– hacen que consideremos a estas cubetas como “seres con vida propia”, que cambian al ritmo que les marca el clima del territorio y las variaciones anuales.
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